Capital económico y capital social

Sabemos del efecto mariposa, unos cuantos decimales, aparentemente insignificantes, con el tiempo pueden traducirse en cambios monumentales. En 1961, el meteorólogo Edward Lorenz desarrolló este concepto que explora la relación entre el suave aletear de una mariposa en Bali y un tornado que se desata en México.

Ese aleteo, lleno de energía creativa, es lo que necesitamos. El poder de reconocer que hay aleteos personales que se vuelven colectivos con impactos masivos y positivos pueden hacer la diferencia. Imposible no pensar la sinergia que generan espacios de intercambio como el Encuentro Internacional de Emprendimiento e Innovación (ETM DAY) organizado por Daniel Dacarett que convoca a miles de emprendedores y crea un efecto multiplicador en todo el ecosistema emprendedor de Chile.

Ya comenzamos a experimentar las consecuencias del cambio climático, enfrentarlo implica asumir la responsabilidad de la influencia humana en el calentamiento de la atmósfera, el océano y la tierra. Esa misma influencia humana puede detener el daño y cambiar la historia. Precisamos acciones rápidas, audaces y en que todos nos involucremos. Esto implica cuestionar nuestros modelos mentales, movernos de las zonas de falso confort y crear apostando al valor de lo colectivo para cuidar lo común y así garantizar la vida.

Si buscamos en las noticias del mundo, encontramos esperanza. En Roma puedes pagar el metro pagando con botellas reciclables; en la aldea Piplantri de India se celebra el nacimiento de cada niña plantando 111 árboles para asegurar su futuro y concienciar contra los feticidios; en Holanda se siembran los techos de las paradas de autobuses con flores que atraen a las abejas y en Reino Unido se aprobó la Ley de Bienestar de los Animales que cataloga a pulpos, langostas y cangrejos como seres sensibles con capacidad de experimentar dolor.

En Chile, en el ámbito de los negocios, también hay buenos ejemplos que se mueven en la lógica de hacer emprendimientos con impactos positivos. Betterfly es una plataforma de beneficios de bienestar que recompensa la vida sana y buenos hábitos. El servicio es contratado por las empresas, pero son las personas, a medida que registran las actividades deportivas y hábitos de vida sana las que producen “gamificación” de la experiencia. Los beneficios pueden ser usarlos para donarlos a causas sociales, cajear premios y servicios.

Iniciando el camino, pero con fuerza emprendedora similar está la plataforma https://12tren.com que ofrece una alternativa para que las familias compren al por mayor, pero con precios de fábrica. En vez de que el consumidor pague el costo del metro cuadrado, reponedores, cajeros y todos los servicios asociados, la propuesta es que las familias se conozcan, se organicen y reciban en sus casas los productos. Como dicen, Jorge Gordillo y Sebastián Deutsch, el poder de la asociatividad y de una compra racional tiene recompensa económica y medioambiental, generando de paso tanto capital social como económico. Ambas son claves en tiempos inflacionarios y de turbulencia social. Considerando que el promedio de los chilenos va un promedio de once veces al mes al supermercado, esta compra por volumen podría además de ahorro familiar, disminuir en 2/3 la huella de carbono solo por desplazamientos.

Hay muchos más ejemplos, pero ninguno puede crecer solo siendo una buena idea. Se requiere de un ecosistema que facilite el emprendimiento y la innovación. Gobiernos que busquen apoyar iniciativas innovadoras, empresas que se arriesguen a ir más allá de lo asegurado, universidades que propicien la creación de pensamiento libre, inversionistas conscientes del positivo impacto que puede generar su patrimonio y una sociedad que se permee de una cultura de exploración y creación colectiva.

Gonzalo Jiménez Seminario

CEO Proteus Management, Governance & Effectuation

Profesor de ingeniería UC