Codelco y la explotación del litio
Producto de su modelo de gestión, sin un controlador claro, la empresa no logró tomar las decisiones correctas a lo largo de los años, lo que hace discutible que pueda estar lista para ser el socio ideal en el desarrollo de empresas de litio.
No son buenos momentos para Codelco. La compañía informó que al cierre del primer trimestre, los excedentes generados llegaron a solo US$ 418 millones, un 73% menos que lo registrado en el mismo periodo del año anterior. En lo que toca a su producción, esta alcanzó las 326 mil toneladas de cobre fino, una caída de 10% respecto de lo registrado el año anterior, previéndose que este año la producción sea la más baja en la última década. La compañía ya había registrado un decepcionante 2022, donde la producción de la cuprífera cayó 10% en relación con 2021, mientras que los excedentes al Fisco tuvieron una baja sobre el 60%. Todo ello se produce en un contexto donde los costos de producción de la empresa van en aumento.
Hay una serie de razones que explican esta caída en la producción -fenómeno que también se observa en las mineras privadas, si bien en magnitudes distintas-, pero tal como anteriormente lo había resumido su presidente ejecutivo, entre las causas se cuenta la lentitud y tardanza en tomar decisiones oportunas para el desarrollo de la compañía, encontrándose con el desafío gigantesco de sacar adelante grandes megaproyectos de manera simultánea. Efectivamente, Codelco se encuentra trabajando desde hace años en cinco grandes proyectos estructurales, con el fin de asegurar la viabilidad de la empresa en las próximas décadas. Todos estos proyectos enfrentan algún grado de retraso, y en algunos casos, como el Nuevo Nivel Mina El Teniente, hay sobrecostos superiores al 70%.
Es en ese contexto que a Codelco se le acaba de encargar la misión de formar empresas junto a los actuales operadores de litio en el Salar de Atacama, donde el plan del gobierno es que dichas unidades tengan un control estatal. Aun cuando Codelco asegura que está listo para el desafío -algo discutible, considerando que en siete años la empresa todavía no ha logrado explotar las concesiones que le fueron otorgadas en el Salar de Maricunga, encontrándose aún en fase de exploración-, claramente la compleja situación en la que se encuentra hace muy dudoso que pueda ser el socio ideal para llevar a cabo eficientemente la explotación de esta riqueza.
A pesar de las mejoras en su gobierno corporativo y los esfuerzos de contención de costos que ha llevado a cabo la compañía, Codelco experimenta los problemas propios de toda empresa que carece de un controlador claro, lo que hace muy difícil una gestión eficiente. Esto no es privativo de las empresas estatales; en el sector privado también se pueden encontrar ejemplos que ilustran el punto. Los problemas que hoy enfrenta Codelco son precisamente consecuencia de no haber logrado tomar las decisiones correctas a tiempo, algo que con un controlador probablemente se habría facilitado.
Codelco es una empresa que se ve sometida a los vaivenes del ciclo político o a la presión de sus sindicatos, tal como se vio en el cierre de la Fundición Ventanas, donde pese a ser una operación que arrojaba pérdidas y muy contaminante, apenas el gobierno hizo el anuncio se produjo una batahola. Los problemas para capitalizar la empresa también son evidentes, pues por lo general los gobiernos se ven tentados a retirar las utilidades.
Codelco no es en este momento un buen socio para explotar el litio, pues a lo largo de los años no ha logrado prepararse bien para ello. Antes de pensar en embarcarse en el desarrollo de empresas para estos fines, Codelco debe concentrarse en sacar adelante sus proyectos estructurales y cambiar su modelo de administración.
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