Columna de Andrés Benítez B.: Ley Karin en los colegios, la doble cara de su aplicación

Ley Karin en los colegios, la doble cara de su aplicación
Ley Karin en los colegios, la doble cara de su aplicación /Aton Chile


El 1 de agosto de 2024, entró en vigor la Ley 21.643, más conocida como “Ley Karin”, que entrega novedades en cuanto a lo que se consideraba como acoso laboral, y además agrega el concepto de violencia en el trabajo ejercida por terceros.

Es por esa razón que los empleadores deben comenzar a ajustar y crear sus protocolos correspondientes, capacitar a los empleados y sus grupos de investigación, y sensibilizar a toda la comunidad.

En la Fundación de Educación Nocedal decidimos realizar nuestra capacitación con ICARE quien trabaja directamente con el Centro de Prevención, Asesoría y Resolución (CEPAR). Una capacitación donde participaron distintos trabajadores de empresas de distintos rubros, quienes formarán parte de los equipos de investigación de los procesos derivados por la ley, en sus empresas. Pero lo que más me llamó la atención fue la ausencia de otros establecimientos de educación en la capacitación, entendiendo que no es la capacitación oficial y que existen distintos medios para capacitarse.

Entonces me surgió la siguiente reflexión: ¿cómo van a abordar los colegios esta temática? ¿Están preparados y capacitados para realizarla?

Estas preguntas van dirigidas a los recursos que tiene el colegio y la cantidad de personal. Si bien en las grandes empresas tienen equipos de recursos humanos que asumen estos desafíos, en los colegios muchas veces es el mismo personal que ya trabaja quien tiene que asumir más funciones.

Por lo que no me queda nuevamente podemos observar que a los establecimientos educacionales se les piden especificaciones técnicas, cantidad de funciones y personal que no tienen. El desafío de estas leyes no concuerda con la realidad nacional de los establecimientos, y lo que va a repercutir en los ambientes laborales de los docentes, los cuales ya están bastante desgastados con la realidad que trae la convivencia escolar estos últimos años.

Por otro lado, ya existen herramientas que los colegios han implementado hace un tiempo para enfrentar estas situaciones. Es así como ya cuentan con protocolos de convivencia, los cuales están constantemente actualizándose, y que tienen detectadas las acciones de violencia que se producen en contra de sus colaboradores. Además, los planes de gestión de la convivencia escolar tienen que estar adecuados de manera de buscar acciones concretas para lograr un “ambiente sano y colaborativo entre los profesores, asistentes y auxiliares” (a pesar de que no siempre es así).

El trabajo en colegio no tiene sentido sin la vocación, y confío que la unión de los docentes, el objetivo común de la enseñanza y las experiencias compartidas en el día a día sean el mejor factor protector para los colegios.

Por Andrés Benítez, encargado de convivencia escolar de Fundación Nocedal.

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