Columna de Camilo Feres: La reactivación de Camila



La ministra vocera de Gobierno tomó hace meses un camino contraintuitivo: hablar proactiva y consistentemente sobre economía. La posición de la ministra, sin embargo, no es nueva: ya a fines de 2022 había antepuesto a la crítica opositora -que hablaba derechamente de crisis económica e instaba al gobierno a cambiar su agenda para hacerle frente- un llamado a “dejar de lado a los agoreros del desastre y del pesimismo absoluto”.

Y la decisión de la ministra parece estar encontrando su premio en las últimas semanas: las encuestas muestran un sostenido repunte de la evaluación presidencial; un mejoramiento en la evaluación económica y un marcado optimismo con el futuro. Según la última encuesta Cadem, la percepción de que Chile va por buen camino mejoró 9 puntos y quienes se sienten optimistas (38%) superaron, después de más de un año, a los pesimistas (36%).

Pero la apuesta de Vallejo por la reactivación tiene efectos políticos que van mucho más allá de la correlación positiva con las encuestas. Camila Vallejo es de las figuras políticamente más serias y solventes del gobierno, para cualquier observador medianamente atento es evidente que las puestas en escena de la ministra no dejan nada al azar: ni el vestuario, ni la escenografía, ni las palabras y por lo tanto no han de tomarse como ligeras las reflexiones políticas que están detrás de ellas.

En momentos en que las relaciones del gobierno con sus partidos en general -y con el Partico Comunista en particular- están tensionadas, la tesis Vallejo es también una oferta de sentido y pertenencia para la izquierda. En una reciente entrevista a la agencia EFE Vallejo se explayó a este respecto, diciendo que “nosotros llegamos al gobierno primero para estabilizar; segundo, para volver a hacer crecer al país; y tercero, para transformar”.

Con esa reflexión, Camila Vallejo resignifica la posición que la economía tiene en el proyecto político del gobierno, pasando de ser un tema incómodo, o uno más propio de los gobiernos de derechas, a ser una condición habilitante para la principal (y desplazada) oferta política de la actual administración: las transformaciones profundas.

De esta forma, la más importante dirigente comunista del gobierno le dice a su sector que la preocupación por las cifras no es un gustito pequeñoburgués ni una concesión amarilla a la derecha y/o la vieja concertación, sino un pilar fundamental y un paso necesario para el proyecto político las izquierdas. Algo que, si bien la pone al frente del gobierno, la aleja de forma manifiesta de la retórica más confrontacional asumida, en el último tiempo, por su partido.

Dado que estamos en un ciclo electoral, que las dos ministras más importantes del gobierno (Vallejo y Tohá) estén tomando en sus manos el discurso del crecimiento y de la seguridad, respectivamente, habla de una decisión que las coloca, a ambas, en la primera línea de sucesión del Presidente Boric. Para la ministra Vallejo, en tanto, esta estrategia muestra también su voluntad de no regalar el atributo de la gobernabilidad a sus socios del Socialismo Democrático y de ofrecerle a la izquierda un camino para ser oficialistas sin culpa.

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