Columna de Camilo Feres: Todas las mujeres del Presidente

Las últimas semanas han estado marcadas por los desencuentros entre el Partido Comunista y el gobierno, así como por el tono, cada vez más beligerante, que la directiva de dicho partido ha utilizado para mostrar sus desavenencias.

Al frente, sin embargo, el PC ha encontrado a un gobierno con bastante aplomo y los emplazamientos; acusaciones de montaje; de persecución o de anticomunismo, han chocado con un discurso institucional seco y unívoco, a cargo, en la mayoría de los casos, de las ministras más relevantes del Ejecutivo.

Coincidencia o no, el trío Jadue-Carmona-Lagos está arrastrando al partido a una pugna con poderosas mujeres del oficialismo (Tohá, Vallejo, Jara y Vodanovic), dos de las cuales son destacadas militantes de su propio partido. Y este contraste, en caso de consolidarse como imagen y tendencia, podría abrir una delicada compuerta en las ya agitadas aguas del PC, agregando un vector nuevo (el de género) a una pugna que hasta ahora ha sido interpretada en código preferentemente generacional y doctrinario.

Resulta evidente que los afanes de Lautaro Carmona por darle gobernanza al partido, tras la muerte de Guillermo Teillier, se han convertido en una dura prueba. “Hace falta Teillier”, señaló en una reciente entrevista el senador comunista Daniel Núñez y sus palabras de seguro interpretan a más de un alma al interior del partido.

A diferencia de su predecesor, con un palmarés notable en términos de crecimiento de presencia, poder, influencia y liderazgos, Carmona comanda un barco con más dudas que certezas y que suma a ese difícil escenario la prisión preventiva de su otrora candidato presidencial, acusado en un caso por corrupción.

Se trata, sin duda, de un contexto ingrato, que podría procesarse echando mano a las polaridades clásicas del PC -democracia/neoliberalismo; izquierda/derecha; pueblo/elite; programa/pragmatismo- salvo por el detalle, no menor, de ser parte del gobierno y, a través de él, de la institucionalidad a la que acusa de persecución y/o montaje.

Pero por aciagos que sean los tiempos, parapetarse en una sola tecla, la de la querella y victimización, vuelve monótono el mensaje del partido e impide a sus liderazgos conectar con otras demandas de sentido en la esfera de a la opinión pública. Lo de Carmona, Jadue y Lagos no agranda, sino que achica a su partido y lo hace tanto más si es que se condimenta de ese tufillo machista que hoy expele.

Como contrapartida, la puesta en escena de un Boric cada vez más jefe de Estado, con las tareas de gobierno delegadas en su equipo político, ha dado al gobierno cada vez más rostro de mujer, al punto que, muy probablemente, uno de los sellos de su mandato será la centralidad y proyección de las mujeres de su gabinete. Y hasta ahora todo apunta a que serán mujeres también las que tomarán la posta para representar sus banderas en el siguiente ciclo.

La relación del gobierno con los partidos está en manos de mujeres y mujeres son también la jefa del gabinete y la ministra vocera y aunque en el pasado ambas han mostrado diferencias de contenido, de tono y de estilo, en lo que toca a las respuestas al PC han tenido una sola voz, a la que se ha sumado también la otra figura PC con proyección en encuestas: la ministra del Trabajo, Jeannette Jara.

Así las cosas, cada vez que el PC apunte al gobierno, -así como cuando Jadue llama, desde la cárcel, a la unidad de una izquierda sin complejos- la respuesta tendrá como protagonista a una mujer. Sería bueno que los liderazgos del partido tomen nota y piensen en si esa es una imagen que les suma en tiempos en que la mayoría de las elecciones gravitantes han sido definidas por las mujeres.