Columna de Carlos Correa: Orrego vs. Orrego, el verdadero problema
Fiel a su estilo, el entorno de Francisco Orrego logró instalar en la primera semana post elección de gobernador dos hechos falsos. El primero de ello, es que se logró en la primera vuelta una especie de empate, e incluso triunfo del candidato RN, cuando en realidad no fue así. El actual gobernador superó al panelista del programa Sin Filtros por 11 puntos y quedó a muy poco de ganar en primera vuelta. La ilusión del empate o victoria del contendor puede haberse producido por la expectativa anterior que incluía la proclamación, a lo modo “santo súbito” de una nueva candidatura presidencial, como algún encuestólogo vaticinó en la mañana de ese día.
La segunda instalación, más curioso aún, fue la lucha de clases. Muchos explicaron el resultado como la historia de un Orrego pobre que desafía a un Orrego rico, donde ser de izquierda es un juego de recreo de un colegio caro, mientras que el mundo popular entiende mejor a Francisco Orrego, un hijo del esfuerzo. La mejor lectura de esta ilusión fue la columna de Oscar Contardo al plantear que “Lo que muchos ven en Francisco Orrego es la figura de un par, alguien común y corriente que le habla golpeado a un progresismo burgués”.
Los números también contradicen esa tesis. Claudio Orrego ganó con amplia ventaja en las comunas pobres, y Francisco debe buena parte de su votación a su éxito en las comunas con más recursos. En La Pintana, Claudio venció por 16 puntos de ventaja a Francisco; y en San Joaquín, la comuna con mayor porcentaje de pobreza dura en el Gran Santiago, por 24 puntos. En contraste, en Vitacura, la comuna más rica de Chile, el panelista de TV superó por más de 32 puntos al actual gobernador. En la vecina comuna de Las Condes la ventaja fue por casi 18 puntos a favor del retador de las camisas floreadas. Así, el verdadero candidato de los más adinerados es realmente Francisco Orrego, y los habitantes comunes y corrientes de la Región Metropolitana prefirieron a Claudio.
Tampoco hubo una confusión de nombres, como erróneamente el comando de Claudio Orrego dijo en una publicidad poco feliz. En una entrevista, Francisco reconoció que tenía un problema serio de conocimiento, pues no es lo mismo aparecer en los noticiarios que en un programa de YouTube. La publicidad del gobernador le hizo un gran favor, pues recordó a muchos electores, en especial los de derecha y de mayor edad, que había otro Orrego.
El problema de la segunda vuelta y el verdadero éxito de la campaña de Francisco fue el concepto que esta elección no era un asunto sobre quien gestionaba mejor los recursos de la región, sino un plebiscito sobre el gobierno. Así, el candidato de RN logró atraer hacia sí los votos de la derecha, evitó que hubiese una mayoría transversal sobre el actual gobernador y forzó un repechaje que estaba en el cálculo de pocos. Sumado a eso, le hicieron un flaco favor al Orrego incumbente todos los augurios presidenciales que se hicieron en el medio del caso Monsalve, probablemente con la intención de debilitar a la Ministra del Interior.
La opción presidencial se ha diluido, pero el plebiscito sobre el gobierno sigue vigente y el problema ahora del gobernador es buscar una fórmula creíble para diferenciarse de ello y evitar la trampa que funcionó en la elección de consejeros de Mayo de 2023, y que se evitó en el plebiscito de diciembre de 2023. Ese es el verdadero problema de la segunda vuelta, con ventaja por ahora para el incumbente, y no la lucha de clases en versión farsa.
Por Carlos Correa Bau, Ingeniero Civil Industrial, MBA.
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