Columna de Carlos Llancaqueo: Promesas incumplidas 2.0: la deuda pendiente con los pueblos indígenas
Al conmemorar un nuevo Día de los Pueblos Indígenas, es esencial reflexionar sobre las políticas públicas que el Estado de Chile ha implementado en las últimas tres décadas en aras de la reconciliación, respeto, desarrollo político, económico y cultural de los pueblos indígenas.
Hace más de cuatro años, la Fundación Aitue publicó una extensa inserción columna sobre las promesas incumplidas por el Estado de con los pueblos indígenas. En ella, destacamos, al igual que lo expresó el Papa Francisco en su visita a La Araucanía, que las promesas no cumplidas también constituyen una forma de violencia. El reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas, una política integral de restitución de tierras y desarrollo productivo, así como una institucionalidad indígena que permita la participación política, un diálogo directo y ordenado en igualdad de condiciones, son demandas que siguen pendientes.
Hace más de siete años, el proyecto de ley de creación del Ministerio de Asuntos Indígenas y Consejo de Pueblos Indígenas duerme en el Senado de la República, a pesar de contar con informe financiero y encontrarse en segundo trámite constitucional. Es urgente que todas las fuerzas políticas del país, al igual que lo hicieran con la Comisión de Paz y Entendimiento, que trabaja en la búsqueda de una solución al complejo problema de tierras de las Regiones de Bío Bío, Los Ríos y Los Lagos, se comprometan a un acuerdo transversal para avanzar en las materias pendientes.
Este acuerdo político debe establecer prioridades en materia de política indígena, dejando de lado las promesas vacías que, durante más de tres décadas, no se han cumplido. El reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas se remonta al acuerdo de Nueva Imperial del entonces candidato Patricio Aylwin en 1989, sin embargo, hasta la fecha, nuestra carta magna carece de una sola línea que los reconozca, lo cual resulta inaceptable.
Esperamos que, a la brevedad, se concreten no solo estas demandas, sino un sinfín de promesas incumplidas en favor de todos los pueblos indígenas que habitan el país. Es hora de pasar de las palabras a la acción y cumplir con la deuda histórica que tenemos con quienes son parte fundamental de nuestra identidad y riqueza cultural.
Por Carlos Llancaqueo Mellado, presidente Fundación Aitue.
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