Columna de Cristóbal García Herrera: El Puerto de Chancay vs San Antonio y los problemas “malditos”

El Puerto de Chancay vs San Antonio y los problemas “malditos”
El Puerto de Chancay vs San Antonio y los problemas “malditos”


El Puerto de San Antonio es el más importante de Chile. Representa el 46% del valor importado del país y es el décimo más importante de América Latina y el Caribe, en cuanto a transferencia de carga. El gobierno de Chile ha anunciado que el Proyecto del Puerto Exterior de San Antonio va bien encaminado. Sin embargo, ha surgido la controversia: se argumenta que el Puerto Exterior cuya inversion asciende a USD 4,000 millones no sería necesario para la demanda proyectada y que solo sería cuestión de mejorar la eficiencia logística de la actual infraestructura, incluído San Antonio y Valparaíso. Y si bien el proyecto del Puerto Exterior de San Antonio podría triplicar su capacidad de transferencia, tras su eventual entrada en operaciones en 2036, es de suma urgencia que tanto la ciudad como el puerto se potencien y regeneren antes de esa fecha. Es una valiosa y única oportunidad de salir al paso ante el “Chancaycazo”–la irrupción del puerto de Chancay en Perú—y la inminente sequia del Canal de Panamá, todo en el marco de la guerra geopolítica entre EEUU y China.

La ciudad-puerto de San Antonio presenta muchos elementos de los llamados wicked problems, i.e., problemas “malditos”, sistémicos, sin una clara solución. San Antonio es una zona de paso, casi de sacrificio, con una de las ‘tomas’ más grandes de Chile, el pariente pobre de Valparaíso donde el centralismo—esta vez regional—se repite dramáticamente así como un déficit en infraestructura de servicios, de turismo, educación, entre otros. Pero todo problema puede ser una oportunidad, incluido los problemas malditos.

Es posible empezar a transformar a San Antonio en un ecosistema para la aceleración socio-urbana-industrial, que potencie el crecimiento y desarrollo sostenible de la actividad marítimo-portuaria y servicios asociados, tanto en el puerto como en la ciudad, lo que permitiría abordar las asimetrías existentes y, de paso, crear un modelo replicable y escalable en Chile.

Desde Wicked Acceleration Labs, una iniciativa pionera de Imperial College y Royal College of Art, hemos estado trabajando en adaptar las experiencias de transición energética, de digitalización y aceleración industrial, en los puertos de Rotterdam y Singapur, a la ciudad puerto de San Antonio, guardando las proporciones. A partir del análisis, detectamos una notable asimetría entre la relevancia económica del puerto y la de la ciudad, lo que interfiere significativamente en la construcción de relaciones virtuosas entre ambas. Desafío que, a su vez, abre la oportunidad de explotar el potencial que típicamente tienen los grandes puertos, como motores de innovación sectorial, emprendimiento social y tecnológico, y aceleración industrial.

Se requieren priorizar 3 misiones público-privadas con experimentos ágiles y quick wins que vayan de menos a más, sumando a los distintos grupos de interés y midiendo sus avances tangibles en el corto y mediano plazo:

1. Infraestructura complementaria, logística y conectividad terrestre. En una ciudad donde pueden llegar a circular 4.000 camiones diarios!, se requieren inversiones complementarias de accesos, túneles y líneas férreas. San Antonio no parte de cero en esta orquestación, ya que cuenta con una notable Comunidad Logística (COLSA) y una empresa portuaria estatal (EPSA) comprometida con el desarrollo sostenible. Se debe acelerar el tranco.

2. Educación, entrenamiento y nuevas habilidades. El puerto actual, y el proyecto Puerto Exterior, ofrecen una oportunidad inmejorable para integrar a la próxima generación de emprendedores y pymes a una cadena logística que usará cada vez más datos y automatización, lo que generará demanda por nuevos servicios. En San Antonio no hay universidades y existe solo un CFT. Potenciar y ampliar la oferta educacional, incluidos los liceos TP, de acuerdo a los nuevos escenarios socio-técnicos y ambientales, será clave para abordar las actuales asimetrías y el futuro que se abre.

3. Turismo sostenible y nuevos servicios asociados. Puerto Exterior implica la intervención, mitigada pero inevitable, del borde costero -cerca de la desembocadura del río Maipo y de la playa de Llolleo- y de ecosistemas naturales adyacentes, como el humedal Ojos de Mar y del Parque Humedal Río Maipo. Esta confluencia de lógicas de ocupación, producción y operación puede ser una oportunidad para el turismo de intereses especiales. Pero se requiere una mayor coordinación entre el MOP, la Dirección de Vialidad, el MTT y la Municipalidad de San Antonio para mitigar los problemas propios de la llamada “tragedia de los bienes comunales” (es de “ellos” la responsabilidad). La geografía que va desde Cartagena hasta Santo Domingo es una fértil área para desarrollar acupuntura territorial, con intervenciones materiales y simbólicas en barrios históricos, áreas del borde costero, zonas de transición industrial y de conservación.

Mientras mayor es el problema (maldito), mayor puede ser la oportunidad. El puerto de Chancay en Perú, el nuevo clima geopolítico y la grave sequía que enfrenta el Canal de Panamá, deben ser incentivos para focalizar el esfuerzo público-privado y priorizar los recursos sobre la base de una visión estratégica de futuro, compartida e inclusiva, aprendiendo de experiencias internacionales. La ciudad puerto de San Antonio nos plantea un desafío y oportunidad únicos. Es hora de acelerar colectivamente… ¡Avanti!

Por Cristóbal García Herrera, PhD, Director Cofundador Wicked Acceleration Labs, Business School, Imperial College.