Columna de Fernando Reyes Matta: APEC, Australia y Chile
Por Fernando Reyes Matta, exembajador en China, académico de la UNAB
Con pocos días de diferencia, el primer ministro de Australia, Anthony Albanese, viajó a Estados Unidos para un encuentro con el presidente Joe Biden y luego a China, donde el 6 de noviembre se reunió con el líder y gobernante de China, Xi Jinping. Algunos observadores internacionales han dicho que ha sido una especie de mediador para hacer que el encuentro de Xi y Biden, ahora en el Foro de APEC en San Francisco, fluya con algunas señales positivas para el resto del mundo.
Pero Australia está ejecutando su propio juego. Y eso es algo que Chile debe observar con especial atención y cultivar un diálogo creciente con esa potencia de la Oceanía. Hay razones para ello, somos socios en el llamado TPP11, somos productores de minerales claves para el futuro de la electromovilidad en el mundo, somos países que tenemos acuerdos de libre comercio tanto con Estados Unidos como con China. Y, por cierto, está la similitud de tener a China como socio comercial número uno, pero a la vez tener vínculos prioritarios con Estados Unidos cuando se habla de seguridad y estrategias de defensa.
El Foro APEC nació en 1989 por iniciativa de Australia en respuesta a la creciente interdependencia económica de las economías del Asia-Pacífico. Aquello ocurrió sólo con un par de días de diferencia a la caída del muro de Berlín, mientras Chile empezaba a recuperar su democracia con pasos cuidadosos. Pero en ese andar una de las primeras decisiones fue buscar el ingreso a APEC, lo que se logró en 1994. De entonces a ahora el mundo es sustancialmente distinto y la pugna Estados Unidos/China domina el escenario. Allí es donde el desafío de los equilibrios geopolíticos aparece como un desafío mayor.
Si bien ahora en APEC los ojos estarán puesto en lo que sea o se sepa del encuentro Xi y Biden, no es menor tomar nota de la aproximación entre Australia y China justo antes de esta cita en San Francisco. Al cumplir un año y medio de gobierno laborista, Albanese logró dejar atrás cuatro años de deterioro constante de la relación con China, bajo el anterior primer ministro, el conservador Scott Morrison. Pero el distanciamiento venía de antes, por algo hacía siete años que un gobernante de Australia no visitaba China. Para el reencuentro, como muchas veces en diplomacia, se buscó una buena circunstancia: el 50° aniversario de la primera vez que un primer ministro de Australia visitó China. Y además, participar con 250 empresas en la Feria Internacional de Importación en Shanghai.
Xi Jinping subrayó que, en la actualidad, la economía mundial afronta crecientes factores desestabilizadores, inciertos e impredecibles, y que las economías de todos los países se enfrentan a desafíos considerables. En ese marco, dijo que China-Australia deben expandir la cooperación en áreas emergentes como el cambio climático y la economía verde, defender el sistema de libre comercio global y regional y proporcionar un buen entorno empresarial para la inversión y los negocios de las empresas de ambas naciones. Y, obviamente, señaló que China no busca las confrontaciones entre bloques y se opone a los intentos de desestabilizar la región Asia-Pacífico.
Albanese, reiteró el pleno respeto de Australia al principio de “una sola China”, y dijo que era necesario reactivar la cooperación, pero dejó claro que era normal que existieran discrepancias entre ambos países porque tienen diferentes sistemas políticos. Sin embargo, remarcó que no se puede permitir que las discrepancias definan las relaciones binacionales. Australia dejó claro que necesita a China como mercado y como socio en áreas diversas de inversión, pero también dejó clara la soberanía de sus decisiones estratégicas. Ahí están los foros de defensa en los que figura Australia, como Quad (junto a EE.UU., India y Japón) y Aukus (junto a EE.UU. y Reino Unido) y de inteligencia global, como los Cinco Ojos (junto a EE.UU., Reino Unido, Canadá y Nueva Zelanda). En otros términos, Australia le dice a China: ustedes saben lo que somos, pero desde esa posición de poder queremos mantener una firme relación de diálogo y cooperación con China.
Y esa reformulación cambia en alguna medida el escenario donde APEC despliegue su tarea futura, aquella de intensificar el sentimiento de comunidad Asia-Pacífico y reducir las diferencias entre las economías de la región. Lo ocurrido hace que Chile intensifique aún más el diálogo específico con Australia, especialmente bajo las reorientaciones del gobierno laborista.
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