Columna de Gonzalo Larraguibel: Más allá de la diversidad, potenciado el gobierno de las empresas públicas
"No debemos perder de vista que el principal objetivo siempre debe ser buscar mecanismos para mejorar sus decisiones y performance, donde la diversidad es clave, pero también las herramientas y capacidades para tomar decisiones responsables y adecuadas para el negocio hoy y proyectarlo de manera sostenible hacia el mañana."
Gestionar las coyunturas del día a día sin perder de vista el valor y la sustentabilidad de largo plazo es una tarea permanente y desafiante. Más aún en el contexto actual, marcado por cambios estructurales veloces que impactan en múltiples dimensiones los negocios, implicando un proceso de reflexión y acción en la toma de decisiones difícil de llevar a cabo con la convicción y certidumbre acostumbrada. Nuevas formas de trabajo y cultura empresarial son necesarias.
Esta capacidad de “equilibrar las decisiones” entre navegar la tormenta actual y sentar las bases para lograr un mejor mañana, resulta especialmente complejo para los directorios y líderes de empresas públicas. Es decir, aquellas de propiedad del Estado o donde este tenga un aporte igual o superior al 50% del capital social, cuyas decisiones muchas veces están fuertemente marcadas por influencias políticas que requieren “reforzar ideas” o buscar impacto en plazos cercanos, postergando el bien futuro de la institución. Una situación más desafiante aún para empresas con negocios que tienen ciclos de largo plazo, cuyos resultados se verán en los próximos 5, 10 o 15 años , generando que las decisiones de hoy se invisibilizen de alguna manera por su impacto muy en el futuro.
De acuerdo a datos públicos de la DIPRES, desde que asumió el gobierno actual en marzo, al menos 22 de las 29 empresas públicas que existen cambiaron la totalidad de sus directores y un número relevante también cambió a sus gerentes generales. Un movimiento bastante usual en los cambios de gobierno en Chile, pero atípico, por no decir impensado, para las empresas de capitales privados, donde los cambios de directorios tienden a ser graduales en el tiempo.
Es relevante destacar que muchas, sino todas estas empresas, cuentan hoy con Manuales de Gobierno Corporativo, modernos, que se cumplen y que son supervisados por múltiples entidades. La pregunta entonces es si es posible mejorar aún más su gestión y su impacto para el país. Medidas como prolongar los periodos de vigencia de los directores, asegurar la composición técnica y diversidad de los directorios, independiente del color político del gobierno de turno, y fortalecer la compensación de los directores considerando la creciente dedicación y riesgos asociados a su gestión, parecen ser elementos críticos para continuar avanzando en potenciar aún más el valor de estas empresas públicas para todo el país.
Este fortalecimiento podría permitir avanzar en cerrar aún más los espacios a decisiones populistas, no respaldadas por los propios planes de desarrollo técnico de estas empresas; tomar decisiones que privilegian excedentes hoy versus los futuros o que postergan aquellas inversiones que no tienen retorno en el periodo de gobierno, por ejemplo, medio ambientales; o, al contrario promover políticas públicas de valor país, por ejemplo, la equidad de género en los directorios. Esto permitiría fortalecer el rol, valor e impacto de estas empresas y, más importante aún, fortalecer una cultura de bien común y de sociedad. Así, en el justificado caso de existir empresas de propiedad del Estado, más allá del objetivo actual de velar solo por un uso eficiente de los recursos, este debería fortalecer su rol de controlador, sumando métricas de creación de valor de largo plazo, a través de un rol activo anual de la Junta de Accionistas, instancia inexistente en la práctica hoy en día, para así exigir y medir desempeño de corto plazo y creación de valor de largo aliento.
Actualmente, la conversación sobre los directorios está centrada principalmente en cómo aumentar su diversidad. Particularmente, en cómo incorporar más mujeres por medio de cuotas u otros mecanismos. Sin duda, se trata de un tema muy relevante, el cual hemos visto emerger constantemente como un punto débil, entre muchos, a mejorar en nuestros estudios de directorios en Chile, no solo respecto a género, sino también en otras dimensiones como expertise, cultura y experiencia. No obstante, no debemos perder de vista que el principal objetivo siempre debe ser buscar mecanismos para mejorar sus decisiones y performance, donde la diversidad es clave, pero también las herramientas y capacidades para tomar decisiones responsables y adecuadas para el negocio hoy y proyectarlo de manera sostenible hacia el mañana. ¿Qué gobierno estará dispuesto a priorizar la generación de valor de largo plazo para el país y avanzar en fortalecer el gobierno de estas empresas, cediendo influencia y vehículos que hasta ahora han sido relevantes en su forma de hacer política?
*El autor es socio de Virtus Partners.