Columna de Ignacio Cabib y Juan Pablo Ormeño: Determinantes de la extensión de trayectorias laborales en la vejez

26 Julio 2023 Gente Tercera Edad, mayores, abuelos, pensiones, afp, centro Santiago Foto: Andrés Pérez


Según datos de la OIT, Chile es el país latinoamericano en donde más ha aumentado la tasa de participación laboral de personas mayores de 65 en los últimos 20 años, pasando del 15,9% en 2002 a 25,4% en 2019 (justo antes del declive por pandemia). Esto corresponde a un incremento del 59,7%.

Durante su historia laboral (iniciada alrededor de 1980) gran parte de la actual generación de personas de 65+ enfrentó un mercado del trabajo caracterizado por lo que la literatura especializada denomina como “alta incertidumbre exógena”. Esto refiere a contextos marcados entre otros aspectos por la impredecibilidad de las oportunidades laborales y de formación, el incremento de contratos laborales a plazo fijo, la persistente informalidad, una escasa protección institucional a los riesgos derivados de la pérdida de la actividad laboral, así como otras medidas de desregulación, flexibilidad e inestabilidad del empleo.

A partir de lo anterior, resulta altamente justificado pensar que para esta generación la necesidad financiera constituya la principal determinante de la extensión de la vida laboral en la vejez (EVL). La experiencia de envejecer en Chile ciertamente está marcada por precariedades socioeconómicas.

Sin embargo, en un estudio publicado en The Journal of the Economics of Ageing, evidenciamos que personas con historias laborales tanto aventajadas como precarizadas, son similarmente proclives a continuar trabajando después de la edad legal de jubilación. Son principalmente quienes han permanecido fuera del mercado laboral durante casi toda su adultez, aquellos menos propensos a extender su vida laboral. Lo anterior es también de algún modo contraintuitivo si consideramos que se trata de personas sin recursos financieros acumulados, que en consecuencia tendrían mayor necesidad de empleo en la vejez. La consecuencia de estos hallazgos es un cuestionamiento a la noción de la necesidad financiera como la única determinante explicativa de la EVL.

Asimismo, en otro estudio publicado en Work, Aging & Retirement, basados en entrevistas biográficas a 90 trabajadores entre 60 y 86 años en 21 ciudades y 6 regiones del país, identificamos múltiples estrategias individuales tanto reactivas como adaptativas a la incertidumbre exógena del mercado laboral. Uno de los principales resultados es que estas estrategias a menudo no están orientadas únicamente por necesidades económicas. Por ejemplo, observamos que muchas personas buscan eludir el retiro definitivo del mercado del trabajo para evitar el deterioro físico, cognitivo y mental, así como la muerte prematura, asociada a la inactividad laboral. Por otra parte, muchos individuos que transitan y se mantienen como trabajadores independientes en la vejez, lo hacen como una manera de enfrentar las características negativas del empleo dependiente, tales como la disminución de las remuneraciones con la edad, o la discriminación y estigma asociado con personas mayores.

Sin perder de foco la precariedad económica y social que caracteriza para muchas personas la experiencia de envejecer en nuestro país, nuestros hallazgos invitan a debatir sobre el mercado del trabajo que requerimos para una creciente proporción de personas mayores activas que no prevé ni anticipa una salida definitiva y permanente de la fuerza laboral.

Por Ignacio Cabib, académico Sociología UC, CEVE UC y COES, y Juan Pablo Ormeño, investigador y sociólogo UC

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