Columna de Jaime Mañalich: La epidemia de obesidad
Las actividades para mejorar la salud de las personas, vía prevención y tratamiento, representan una alta carga financiera para los países. En Chile, se acerca al 10% del PIB, equivalente a la media de los países de la OCDE. Cuando se analiza cuáles son las causas subyacentes del compromiso de salud de las personas, destaca en los últimos informes internacionales la obesidad y el sobrepeso. Esta condición es la más relevante para explicar la carga de enfermedad, poniendo a nuestro país en una condición única en el mundo, superando al tabaquismo, contaminación y otros. El costo de la obesidad es el 2,8% del PIB, US$ 10.218 millones al año, explicado por gasto en salud, licencias médicas, caída de la productividad y muerte prematura.
El sobrepeso es un factor condicionante de múltiples enfermedades, como diabetes, hipertensión, accidente cerebrovascular, múltiples formas de cáncer, insuficiencia cardíaca, dolor lumbar y osteo-artritis, y fuerte discriminación.
¿Por qué la obesidad? La medicina evolutiva explica que, en la historia humana, fueron seleccionados aquellos individuos con alto consumo de calorías y grasas, máxime si el desarrollo como especie se produjo durante un período de glaciación. Contar con alimentos al alcance de la mano es una novedad, excepto para 800 millones de personas que sufren hambre todos los días. El combate se ha centrado en cambios de estilo de vida; pero oponerse a la tendencia natural por preferir dietas ultraprocesadas e hipercalóricas es difícil, considerando además la fuerte influencia de la industria engordadora. El etiquetado de alimentos, programas de actividad física y campañas educativas no han producido los resultados esperables. Algunos países han dispuesto impuestos específicos, saludables se les llama, para hacer más onerosa la preferencia por dietas ricas en azúcar; pero el resultado no es satisfactorio.
En los últimos decenios se han desarrollado dos aproximaciones radicales, la cirugía de la obesidad, y una nueva familia de medicamentos que inhiben el apetito. La cirugía llamada bariátrica se ha mostrado muy efectiva, y la experiencia chilena es alentadora. Buenos resultados a largo plazo y mínimas complicaciones. Los medicamentos en boga son sorprendentemente eficaces, transformando su consumo en un boom sin precedentes. El problema es su elevadísimo costo, que los hace accesibles solo a quienes tienen altos ingresos y mientras la competencia no haga disminuir su precio, no podrán construir una política de salud pública real. Se calcula un costo anual mínimo de US$ 3.600 millones anuales para un millón de personas en tratamiento. Y el uso debe ser permanente.
En el Chile de hoy, al valor de los nuevos medicamentos para control de peso, la estrategia preferida debe ser mantener la cirugía como la opción preferida, mediante subsidio fiscal, cobertura de seguros, y codificación en Fonasa. Mañana, cuando el costo de la receta sea inferior a US$ 25 por mes, se podrá reevaluar.
Por Jaime Mañalich, médico
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