Columna de Javier Vega: Síndrome de Peter Pan

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"Algunos pensaron que luego del plebiscito se despejarían las incertidumbres para invertir en Chile. Lamentablemente, los días posteriores nos recordaron con demasiada elocuencia que nada se ha zanjado aún y que las variables claves para la inversión siguen estando a la espera de definiciones."



La inversión puede caer casi 8% acumulado este año y el próximo y pareciera no ser un hecho demasiado relevante en la discusión pública que sigue contaminada con lógica política. Es preocupante que de materializarse una caída de estas características nos pone casi al mismo nivel de inversión del año 2012, es decir un estancamiento de más de una década.

La agenda que presentó el Ejecutivo hace unos días buscaba revertir este panorama tan sombrío para la inversión. Lamentablemente muchas de las medidas apuntan a fortalecer la inversión pública -que por cierto no es el origen del problema actual- y las que tienen como objetivo el sector privado, son medidas correctas, aunque insuficientes. Algunas son en realidad una postergación para la entrada en vigencia de mayores gravámenes o acotan sus efectos. Otras, como la depreciación semi instantánea, tienen aplicación solo para 2023. El resultado es un paquete que difícilmente tendrá el efecto esperado de impulsar “la inversión total en por lo menos 5 puntos porcentuales durante 2023, con arrastres adicionales en 2024″, como esperan sus impulsores.

Algunos pensaron que luego del plebiscito se despejarían las incertidumbres para invertir en Chile. Lamentablemente, los días posteriores nos recordaron con demasiada elocuencia que nada se ha zanjado aún y que las variables claves para la inversión siguen estando a la espera de definiciones. Es muy probable que la nueva versión del texto constituyente se aleje de los maximalismos, pero ¿alguien puede garantizarlo? En paralelo, las señales que entrega el mundo político son confusas, demasiado enfrascado en disputas ideológicas y con escasa preocupación por los temas que deberían desvelar a las autoridades, como el crecimiento, la generación de empleo y la inversión.

El catastro de proyectos privados -que elabora la CBC- anticipa que en 2023 la inversión asociada a estas iniciativas caería 38%, con fuertes caídas los sectores Energía (-49,1%), Minería (39,8%), Obras Públicas (-19%) y Forestal (-100%). Estas señales vienen de la mano de una caída persistente de la confianza empresarial, que en los últimos meses se ha hundido en terreno pesimista, lo que grafica bien el panorama que le espera a la inversión en los próximos trimestres. Además, varias empresas constructoras están solicitando procesos de reorganización para evitar caer en la quiebra.

Los países que no invierten no crecen y los que no crecen son incapaces de satisfacer las demandas sociales. Una década de estancamiento en la inversión nos condena a años de crecimiento lento. Es preocupante que esta no sea la prioridad en la discusión pública, una suerte de síndrome de Peter Pan en lo económico, porque parece que no queremos seguir creciendo.

* El autor es economista.