Columna de Jorge Fantuzzi: La paradoja del estallido

La paradoja del estallido
La paradoja del estallido


Muchos expresamos -desde el comienzo- que el estallido social traería graves consecuencias para el país. Ahora, a 5 años del estallido, saber cómo sería Chile sin el estallido y la pandemia es casi imposible. Pensar en escenarios contrafactuales es siempre difícil, pero en este caso lo es más todavía. Ambos fenómenos se mezclaron, potenciaron y generaron una gran cantidad de cambios en la sociedad que dificultan medir sus efectos y separarlos de otros procesos sociales y culturales que ya venían en camino.

A pesar de lo anterior, me atrevo a hipotetizar en un aspecto de este escenario contrafactual: Chile será ahora un país más pobre y desigual al que habría sido. Hay al menos tres razones que me llevan a esa lamentable conclusión.

La primera razón para creer que Chile será más pobre y desigual, especialmente por el estallido y no tanto por la pandemia, es el grave deterioro institucional que nos legó. El estallido en su esencia se trató de una forma de saltarse la institucionalidad para forzar una agenda política. Los que validaron la violencia en las calles y la destrucción, los ataques a las fuerzas de orden, o los que pedían la renuncia del presidente ilegítimamente, no hicieron otra cosa que debilitar el camino institucional y democrático para conseguir cambios. El deterioro institucional venía de antes, pero sin dudas se agravó con el estallido.

¿Por qué este deterioro institucional nos puede hacer más pobres y desiguales? Son muchas las razones. En economía existe abundante evidencia que muestran que la calidad de las instituciones son un ingrediente fundamental en el desarrollo de los países. En este caso en particular, permitió que aflorara la demagogia, afectando varias políticas públicas. Pensemos, por ejemplo, en los retiros de los fondos de ahorros previsionales que no consiguieron otra cosa que alejarnos de la meta de tener pensiones dignas y nos heredaron una inflación desbordada.

La segunda razón por la cual la pandemia y el estallido hicieron que Chile sea un país más pobre y desigual a lo que habría sido es el efecto que tuvieron en la educación. Sabemos que los colegios tuvieron que cerrar para enfrentar la pandemia. Sin embargo, Chile se destacó por ser uno de los países que más días cerró sus salas a los alumnos. Es imposible que esto no tenga repercusiones en los alumnos y en su futuro. Será una generación dañada, especialmente la que lo vivió en sus primeros años de escolarización. ¿Y por qué nos hará más desigual? Porque el cierre no fue el mismo para todos los chilenos. Quienes más se vieron afectados fueron los alumnos más vulnerables gracias a las constantes trabas que imponía el Colegio de Profesores para volver a clases. Tristemente, los alumnos de colegios privados no vivieron la pandemia igual que su cohorte de colegios municipales, lo que insoslayablemente también tendrá un efecto en la desigualdad del país. Brutal.

La tercera razón es la crisis económica y el daño al mercado laboral. Las crisis, como la que produjo la pandemia en todo el mundo, siempre afectan el mercado del trabajo, de eso no hay duda. Sin embargo, esta crisis nos dejó una emergencia laboral de la que todavía no podemos salir. Para entender esto creo que también hay que pensar en cómo la demagogia del estallido hizo que tengamos una agenda laboral en el actual gobierno que -probablemente- también dañará el mercado laboral (o al menos no ayudará).

A los que advertimos estas y otras graves consecuencias del estallido nos criticaron mucho. Pasado el primer lustro desde este evento, lamento tener que enfrentarme a mi optimismo tradicional y sospechar que lo que nos dejó es peor a lo que teníamos. Si la pobreza y la desigualdad fueron la motivación de algunos para apoyar el estallido, les notifico que paradójicamente todo indica que ahora la meta está más lejos.

Por Jorge Fantuzzi, economista.

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