Columna de Luis Larraín: Venezuela: se le acabó el tiempo Presidente Boric
Cientos de miles de venezolanos se reúnen hoy en Caracas convocados por María Corina Machado, arriesgando sus vidas para cobrar lo que obtuvieron en las urnas: un nuevo gobierno para su país. El 28 de julio, Edmundo González ganó las elecciones en Venezuela con el 67% de los votos y esos votantes piden en las calles liberarse del tirano Nicolás Maduro. Éste, proclamado ganador sin prueba alguna, ha sembrado el terror en las calles, asesinado al menos a 20 personas y detenido a más de mil según propia confesión, recluyéndolos en campos de concentración con el objeto de “reeducarlos”. El mundo presencia este horror en directo a través de redes sociales.
El gobierno de Chile pidió transparencia en los resultados de las elecciones, separándose de la infame posición de Colombia, Brasil y México que negaron su voto en la OEA el miércoles para exigir al CNE de Venezuela publicar las actas electorales. Pero las declaraciones del Presidente Boric en esos días, expresando que era necesario conocer con claridad la información electoral para determinar si la elección era legítima o no, ya envejecieron: muchos muertos, detenidos y alardes de la dictadura venezolana las transformaron en letra muerta. La evidencia del fraude ya está, elaborada magistralmente por María Corina Machado y su equipo. Así. Cada vez más naciones, incluido Estados Unidos, han reconocido a Edmundo González como nuevo Presidente de Venezuela e instan a Maduro a entregar el poder.
Boric tuvo la oportunidad un par de días de mostrar una cara amable y democrática al mundo y la aprovechó, pero se le acabó el tiempo. Las contradicciones de su gobierno, con fuerte presencia del Partido Comunista chileno que ha apoyado sin matices a Maduro en la represión criminal y desatada de sus compatriotas, han salido ya a flote, como heces cuya pestilencia es ya imposible de ocultar.
El Presidente intentó en un principio establecer una barrera entre las diferencias internas de su gobierno “en materia de política exterior”, con la política interna. Así, el lunes pasado se inscribían pactos para las próximas elecciones que junto al PS y el PPD incluían al Partido Comunista y sectores del Frente Amplio que no han condenado a Maduro (la propia presidenta del partido de Boric). Después de tres días de ominoso silencio, Michelle Bachelet en la misma línea solo pide la publicación y divulgación de las actas, sin referencia alguna a violaciones a los DD.HH.
Como bien dijo Carlos Peña, el problema con el PC en el caso de Venezuela no es de política internacional, sino relativo al valor de la democracia. El Presidente Boric ya no puede seguir retrasando la acción, conversar con Petro es una maniobra dilatoria, más si habla de “respetar la soberanía”; es hora de reconocer a Edmundo González o hacerse cómplice de Maduro.
Por Luis Larraín, presidente del Consejo Asesor Libertad y Desarrollo