Columna de María José Naudon: Cuatro atributos
La inesperada partida de Sebastián Piñera deja un legado político de difícil gestión. Una herencia que, alejada de sesgos y caricaturas, el tiempo juzgará en su mérito. En estos últimos días hemos sido testigos de ese legado a través de diversos testimonios y, especialmente, a través de las multitudes que se congregaron para despedirlo. En este contexto, me gustaría rescatar cuatro atributos a los que debería apuntar la derecha, pero también cualquier gestión política que aspire a ser exitosa.
1.- Diversidad: la trayectoria de Sebastián Piñera se aleja de la nostalgia por la unanimidad y de la percepción del otro como un enemigo amenazante. Para Piñera, artífice de una derecha moderna y liberal, la diversidad es una fortaleza y el pluralismo, un concepto inherente a la democracia. Solo esta, amparada en el respeto y la tolerancia mutua, ofrece las condiciones para defender, expresar y gestionar las legítimas y antagónicas visiones de los miembros de una sociedad. Lo anterior no significa ser débil, cobarde o carecer de convicciones, es justamente lo contrario. Valorar la democracia y cuidarla exige autocontención.
2.- Complejidad: los caminos cortos suelen ser cantos de sirena. Los grandes aciertos de la trayectoria política de Piñera requirieron, por el contrario, “vueltas largas”. Exigieron superar el enfoque fragmentario y desarrollar una visión integradora. Solo así se puede avanzar y salir de los atolladeros. Los riesgos de una mirada exclusivamente economicista y de una excesiva confianza en “nuestra” forma de ver el mundo fueron parte de esos aprendizajes y agregaron variables que permitieron dar respuestas cuando pareció no haberlas.
3.- Resultados: los gobiernos de Sebastián Piñera exhibieron resultados, principal exigencia para la democracia. La reconstrucción, la PGU, el prenatal de seis meses, los 33 mineros, la administración de la pandemia, la gestión del Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución, entre otros, son concretos, tangibles, experienciales y cambiaron la vida de las personas. Eso es, sin duda, el motor que ha llevado a miles de ciudadanos a despedirlo. No hay democracia ni gobernabilidad sin respuestas concretas. Los símbolos, las palabras y las promesas se las lleva el viento.
4.- Exigencia y trabajo bien hecho: si hay algo reconocido, transversalmente, en la figura de Sebastián Piñera, es el trabajo riguroso, dedicado y exigente. No se trata solo de inteligencia. No hay talento que pueda subsidiar la disciplina, la convicción y el rigor. Nos hemos acostumbrado a la chapucería. El auge de la política del espectáculo, las redes sociales y la banalidad nos han hecho creer que los liderazgos solo se juegan en el carisma y las habilidades comunicacionales, dejando en un peligroso segundo lugar la competencia técnica, los conocimientos, la gestión y la experiencia. Hacer suyos estos atributos y acrecentarlos constituye una oportunidad para Chile Vamos. Una que le permite alejarse de los extremos, consolidar su relevancia y ofrecer un proyecto de futuro que represente una real alternativa para el país.
María José Naudon, abogada.