Columna de Óscar Guillermo Garretón: Una contradicción insoportable

Supporters of Venezuelan President Nicolas Maduro hold a march, in Caracas
REUTERS/Maxwell Briceno


Si algo me emociona de lo vivido con Venezuela, es la unanimidad del Chile democrático, sea de derecha, izquierda, centro o apolítico. El propio Presidente Boric fue parte de ella. Pero la evidencia del fraude grosero de Maduro y la magnitud del rechazo nacional e internacional, convierte la postura del gobierno en insuficiente y acusable de ambigüedad debido a diferencias públicas insalvables entre sus partidos.

Venezuela se ha transformado en bomba de tiempo para las coaliciones de gobierno. No es una diferencia sobre política internacional lo que los enfrenta, sino de principios y valores tan imperativos como la defensa de la democracia y el respeto irrestricto a los derechos humanos. El Presidente tampoco es árbitro, sino protagonista de uno de los bandos, el democrático. Cayó el velo que diluía las diferencias y no hay ese árbitro imparcial que permitía conciliarlas. La contradicción atraviesa y parte en dos las coaliciones de gobierno. Para peor, cayó en el momento preciso en que el escándalo venezolano coincide con  elecciones inminentes. Así las cosas, vemos a dirigentes y parlamentarios del Socialismo Democrático declarando que les incomoda convivir en coalición de gobierno con quienes manifiestan discrepancias valóricas de tal envergadura, pero lo hacen en las mismas horas que cierran acuerdos electorales con el PC. La inconsecuencia exuda viscosa de esos afanes por disimular la contradicción entre principios y apetito electoral.

La renuncia a la DC del constitucionalista Jorge Correa Sutil, alerta del efecto que puede tener esta convivencia de discrepancias frontales sobre valores que todos dicen serles sagrados. Caso llamativo es el del ex senador Alejandro Navarro, candidato de los partidos de gobierno, nada menos que en la importante región de Biobío. Nadie como él, ha dado prueba por años, de fidelidad a lo que Maduro diga o haga. ¿Cómo podrían votar por él electores proclives a la DC, PPD, PR o PS de esa región, que rechazan vehementemente lo que representa Maduro? Sería una inconsecuencia flagrante; contradicción manifiesta entre lo que sostienen y lo que hacen. Navarro es caricatura límite del trance que vivirán todos los electores donde el “socialismo democrático” comparta candidaturas con el PC u otros madurismos. Cada voto afín a alguno de ellos, puede ayudar a elegir candidatos con valores incompatibles con los suyos.

Vivimos un momento de tránsito en que la confluencia de la crisis venezolana y la inminencia de elecciones ha aprisionado a la coalición de gobierno en una contradicción difícil de manejar. Sospecho que Maduro hace muy difícil a las fuerzas de convicción democrática seguir conviviendo con el PC como hasta ahora. La ética no es ajena a parte de los militantes de gobierno y pesará aún más si la inconsecuencia entre valores y comportamiento político es castigada electoralmente.

Por Óscar Guillermo Garretón, economista