Columna de Paula Escobar: “El ibañazo”
Es difícil exagerar la significación para el gobierno de a lo menos aprobar la idea de legislar la reforma de pensiones. Ya había vivido un trauma con la reforma tributaria. Una diputada oficialista “descompensada” (enojada con el exministro Ávila) se retiró de la sala, y no se aprobó la idea de legislar. Así se congeló por un año el proyecto clave de Marcel para obtener recursos para mayor gasto social.
Es difícil exagerar, entonces, la conmoción que causó la performance del diputado Diego Ibáñez, líder de Convergencia Social, partido del Presidente. Mientras los ministros Jara y Marcel -y todo el equipo político de La Moneda- se había desplegado y deslomado asegurando los votos clave de los llamados sectores “no alineados” (DC, ex PDG, Demócratas), a él se le ocurrió, justamente, alienar a estos últimos.
Como si los focos lo iluminaran, y mientras una de sus colegas lo grababa para la posteridad, lanzó un speech que no pareció improvisado ni un exabrupto. Con sorna -“con cariño”-, llamó a los del P. Demócrata a no dejarse influir por la líder de su partido. “No se dejen iluminar por la senadora Ximena Rincón, exdirectora de AFP Provida. Ustedes no tienen conflicto de interés. El gobierno sí acogió su propuesta” de 3% y 3% completita”, dijo el parlamentario.
Solo momentos antes, Jara y Marcel habían por fin abrochado el apoyo de Demócratas, sin cuyos votos se caía todo. No era fácil. Los Demócratas están en proceso de un acuerdo con Chile Vamos para las municipales. La dirigenta UDI María José Hoffmann había “advertido” a Rincón que tendría consecuencias la votación de los Demócratas en materia previsional. Ese inminente socavón entre UDI y Demócratas, el “ibañazo” lo tapó con cemento. Y si bien se aprobó la idea de legislar la reforma de pensiones, es un triunfo para el gobierno con sabor amargo, pues se rechazaron aspectos clave de la reforma, que ahora tendrá que ser prácticamente renegociada en el Senado. ¿Y adivinen qué votos serán clave allá? Los de los dos senadores Demócratas, Rincón y Walker.
¿Para dónde iba Ibáñez? ¿Por qué arriesgar la reforma clave en la hora final y perjudicar su tramitación en el Senado? Tanto arriesgó, pero ¿qué ganó?
Quizás esta incomprensible pulsión que mostró Ibáñez refleja cómo desde el Frente Amplio hay distintas velocidades y profundidades a la hora de procesar las lecciones de estar gobernando, así como de entender el país que gobiernan, sus prioridades y urgencias.
Al buscar apoyos para legislación relevante en los grupos centristas no alineados, el gobierno está actuando con total realismo político. No tiene mayoría, las derechas se van a oponer a casi todo; incluso fueron contrarios a la mera idea de legislar en pensiones. Y entonces su única chance de sacar adelante medidas relevantes para la vida de las personas es aliarse con el centro: partiendo por la DC, los ex PDG, los Demócratas y Amarillos, cuyos votos, por pocos que sean, hacen la diferencia entre el ser y la nada.
Para los cuadros del Socialismo Democrático no hay nada nuevo en leer las cosas como son y no como se quiere que sean: tuvieron que hacer uso de ese realismo político durante la transición. Si no se unían desde la DC hacia la izquierda, no había posibilidad de salir de la dictadura y luego de gobernar. Esa impronta de ver la realidad como es y partir desde allí está en el ADN exconcertacionista: la política en la medida de lo posible. Que tuvo límites y defectos, claro, pero que es mucho mejor que quedarse paralizado en la política en la medida de lo imposible. El Presidente Boric, sin duda, se ha movido hacia la búsqueda de un arco más amplio, desde el centro hacia la izquierda, que pueda proveer de mayorías para avanzar.
El “ibañazo” vendría a ser una suerte de rebelión contra ese giro, consciente o inconscientemente. Tal como cuando Ibáñez protestó afuera del Congreso contra la ley Nain-Retamal, que su propio gobierno estaba impulsando. Hay allí una resistencia a la realidad, a ver con cuántos votos cuentan, cuál es el ánimo del país de hoy (que le dio enorme cantidad de votos a la ultraderecha para el Consejo Constitucional), a reconocer los grandes forados de gestión que exhibe esta administración. Es un contrapunto frente a la evolución presidencial, y la de varios otros liderazgos, como el alcalde Tomás Vodanovic, por ejemplo, que llamó al frenteamplismo a dejarse de palabras y volcarse a la gestión. Hacer, sacar adelante, acordar. Por cierto, eso pasa por no alienar a quienes necesitas de tu lado.
Esta misma semana el diputado Ibáñez cumplió 35 años. Sería bueno que mirara el carnet: ya no es una joven promesa, rebelde y libre, sino una autoridad política adulta, sujeta a rendición de cuentas, responsable de las consecuencias de sus acciones y de cada una de sus palabras.
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