Columna de Paula Escobar: La hegemonía entre el PC y el FA: Las canas verdes del Frente Amplio

Los líderes del Frente Amplio y el Partido Comunista.


Les salieron canas rápido, muy rápido.

Es cierto que las coaliciones políticas hoy son más líquidas; la política entera lo es. Pero que el joven Frente Amplio haya nacido, hecho una auspiciosa primera “cumbre” en las elecciones de 2017, y haya iniciado su proceso de división, desguace y crisis identitaria... todo en menos de cuatro años, es sintomático. Sobre todo porque su origen, justamente, fue denunciar y reemplazar la división, decadencia y crisis identitaria de la coalición de centroizquierda previa.

El 2017 miraban de frente y su horizonte era muy amplio. Sacaron más diputados de los que pensaron (20, un 16,49%), e incluso un senador. Su candidata presidencial, Beatriz Sánchez, recibió más interés y adhesión que Alejandro Guillier, y por poco pasa a segunda vuelta ella (20,27% versus 22,7%). La llevaban. Su estilo se comenzó a imponer en el Congreso. Mientras, la ex Concertación y ex Nueva Mayoría no se daba por notificada de que estaban frente a sus depredadores: no había narrativa a sus demoledoras críticas a los gobiernos posdictadura ni defensa de sus logros.

Pero intentar arrasar con un grupo político -que ya muestra desgaste político e intelectual-, es por cierto mucho más sencillo que el frío, aburrido y adulto análisis de cómo se pueden construir mayorías a favor de las transformaciones relevantes pendientes.

La hubris frenteamplista emergió; ese aire de superioridad, el empleo desproporcionado de energía en separarse de los “otros” en vez de proponer, los egos que se desplegaron. Pasar -a veces directo- de la mesada de los padres al sueldo de diputado es un salto que confunde a cualquiera... Las diferencias insolubles y las incoherencias aparecieron. Mal que les pese, el fenómeno de Pamela Jiles nació, creció y se nutrió del proyecto frenteamplista. Aunque hoy ella no pertenezca, y que sean duros críticos de la “abuela”, fueron sus socios fundadores.

Siempre llega la hora donde la vara con que se ha medido al resto se transforma en la medida de la propia conducta. Sobre todo por su énfasis “purista” y arrogante, era cosa de tiempo que aquello se volviera en contra. Y este 2021 ha pillado a los frenteamplistas con una percepción no menor de ser poco realistas, intransigentes, autocentrados y sin evidenciar su proyecto de futuro. Están más reducidos que en 2017, en que tenían 14 partidos y movimientos políticos. El acuerdo del 15 de noviembre de 2019 los separó, y el choclo se comenzó a desgranar: renunciaron el Partido Humanista, Ecologista, Igualdad, Pirata, el Movimiento Democrático Popular y parte de Izquierda Libertaria, liderada por el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp.

El segundo parteaguas vino cuando decidieron aliarse con el PC, FRVS y Acción Humanista, mientras aún Catalina Pérez, la timonel RD, seguía reunida con Álvaro Elizalde para pactar con Unidad Constituyente... Esto para presentar una lista única en la elección de convencionales constituyentes y las otras de este fin de semana.

Esa partida del FA hacia el PC acaso selló su destino. Las renuncias tanto del Partido Liberal y de los dos diputados de RD -hoy en Nuevo Trato- y sus elocuentes razones para hacerlo, revelaron que el quiebre no era anecdótico, sino de fondo. Al elegir estar bajo esa luz del PC, habían abandonado la idea de un proyecto mayoritario, y estaban apostando por una política de identidad, más radical, como parte de un polo de “izquierda clásica”. Y el choclo se siguió desgranando. La decisión fue ratificada por un referéndum en RD en el que participaron menos de ¡800 personas!

Mientras, y no carentes de conflictos y problemas, la UC y sus miembros se unieron en la lista de constituyentes rápidamente, y junto a Nuevo Trato han logrado, a pesar de todo, aglutinar a fuerzas opositoras y sociales en torno a una propuesta de renta básica de emergencia y ayudas económicas a pymes, entre otras, bajo el liderazgo de Yasna Provoste.

La diputada Jiles y el alcalde Jadue han criticado duramente a la presidenta del Senado. Los exjóvenes del FA, ya con las primeras canas, no la apoyaron tampoco y miran desde el frente. Y ya algunos partidos del UC los han notificado, directa e indirectamente, de que la primaria es muy difícil, si no imposible, que incluya a su sector. Boric y Jadue han pedido a las bases socialistas apoyo para reconsiderar… Pero lo más probable es que la primaria será entre Boric y Jadue (Marcelo Díaz quizás), y dado el arrastre del edil comunista, será más bien un trámite. No deja de ser paradójico, pues el PC no ha tenido el nivel de votación del FA. Pero el fenómeno Jadue, sumado a los liderazgos de Camila Vallejo y Karol Cariola, los ha llevado acaso a su mejor momento desde Gladys Marín.

En estas elecciones habrá “crecimiento” para el FA, pues no han participado como bloque en alcaldes y concejales antes; sin embargo, el espejo del 2017 estará al frente. Si sacan un número de constituyentes similar a los diputados de hace cuatro años, sería una medida de éxito, pero que parece cuesta arriba. Podrán celebrar si les va bien, como se piensa, en Viña del Mar (en que apuestan a que la RD Macarena Ripamonti le gane la municipal a Andrea Molina). En Maipú sería un gran triunfo si el RD Tomás Vodanovic derrota a Kathy Barriga. Serán destacados los triunfos de constituyentes emblemáticos (como Beatriz Sánchez), y de candidatos a gobernadores (como Rodrigo Mundaca, líder de Modatima), en la Quinta Región. Y, por cierto, el desempeño de Karina Oliva (Comunes) en la elección de gobernador/a de Santiago, de cara al rival PH, el “abuelo” Pablo Maltés, será un dato revelador. Si Comunes muestra mayor poder territorial y se impone a RD en la hegemonía del FA, como sucedió con las primarias de gobernadores de Santiago, sería una aplastante derrota para el otrora partido estrella frenteamplista.

Los socios, el PC, de seguro celebrarán la alta votación que se espera obtenga el alcalde Jadue, y deberá resolverse el tema de la primaria conjunta con Boric -y quienes se plieguen. Y tendrá que comenzar la negociación parlamentaria, que es el gran interés del PC, pues sacará cuentas alegres al tener a un candidato presidencial fuerte que empuje la elección de congresistas.

¿Y el futuro del FA? Las señales indican que será arduo asentar un proyecto propio y renovador con un socio como el PC, con un discurso ideológico coherente a su tradición histórica y apegado a esa identidad 100% comunista, sin empacho en decir desde que “rodeará” la convención hasta que nacionalizará los fondos de pensiones, que llama neoliberales a prácticamente todos los que no son de sus filas, y que tiene un candidato atractivo y que aumentará los márgenes de lo posible para el PC. Ser asimilados identitariamente por el PC es el camino menos favorable, pero más probable; es un socio que, además de lo anterior, es alguien a quien -por admiración o quizás algo de temor- se cuidan de criticar o disentir.

Con todo, el presente FA es menos joven, menos amplio y está más incómodo que cuando nacieron en 2017. Tienen 14 diputados, quedan solo cuatro partidos (y un movimiento: Fuerza Común), y a Gabriel Boric le está costando mucho recolectar las firmas para participar en las primarias. Antes, querían ser gobierno; hoy, están apenas decidiendo de qué gobierno ser parte y parecen haber perdido su capacidad o aura de liderar la renovación del sector.

Ser la sombra de un partido con fisonomía tan marcada, histórica y radical puede llevarlos al mismo camino de Podemos en España.

Y ya sabemos cómo terminó.