Columna de Paula Escobar: Retorno a clases: un imperativo de igualdad

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04 DE AGOSTO DE 2020 / OSORNO Plan de Retorno: Cómo serán las nuevas salas de clases en tiempos de pandemia. El Colegio Juan Ricardo Sánchez realizó una adecuación en la infraestructura del establecimiento educacional para el posible retorno presencial a clases durante la pandemia que vive el país. FOTO: FERNANDO LAVOZ / AGENCIAUNO


Mientras la Convención se toma la agenda, los niños y niñas ya preparan su reencuentro con la escuela. El Mineduc entregó esta semana el protocolo que detalla cómo se implementará la vuelta a clases presencial obligatoria. Todo esto habrá que ir evaluándolo y adaptándolo según el ritmo pandémico, pero el fin está claro: no dejar que este terremoto educativo y psicológico infantil se siga profundizando.

Buenas noticias para muchos, pero no para el alcalde Daniel Jadue ni para el presidente del Colegio de Profesores, Carlos Díaz. Al parecer, ellos creen que un tercer año sin clases en persona es -considerando las circunstancias- la única alternativa para los niños de la generación pandemia. Jadue declaró, sin matices, que no obedecerá ni las disposiciones del gobierno saliente, ni tampoco del entrante -¡el suyo!-, que comienza el 11 de marzo, contradiciendo así lo declarado por el presidente electo, de comprometerse totalmente a la presencialidad de las clases. Igual negativa dio el presidente del gremio, a pesar de que los profesores fueron los primeros en vacunarse. Tuvieron un privilegio que implica, a su vez, una responsabilidad y un compromiso.

Y es que en medio de un debate intenso en la Convención por cómo lograr mayor equidad social en Chile, cuesta entender la postura del edil y del dirigente, pues parecen no querer ver que este tema se trata, justamente, sobre la igualdad. No hay nada que contribuya más a la desigualdad que la falta de clases presenciales, como se ha dicho tantas veces. Todos y todas los NNA han sufrido por los confinamientos y por la decisión de cerrar las escuelas..Pero los que perdieron más son los de familias vulnerables. Dejaron de tener un espacio no solo de socialización y aprendizaje, sino también de alimentación, de contención, de seguridad.

Peor aún, algunos de esos niños y niñas desertaron y están trabajando: aumentó por primera vez en 10 años la cantidad de escolares que trabajan en Chile, según un estudio realizado por el Ministerio de Educación. Este evidenció que los estudiantes que trabajan mientras estudian aumentaron de 1,3 puntos porcentuales durante 2020 a un 4,9% a nivel nacional. La tendencia previa era, desde 2010, a la baja.

Todos estos daños están respaldados con evidencia que -salvo algún bot antivacuna- nadie refuta. Muchos países se basaron en ello para revertir los cierres lo antes posible, pues esto es una decisión de Estado. Tanto Emmanuel Macron como Angela Merkel hicieron del retorno una prioridad nacional. “(En Francia) la conclusión es que no aprendieron nada (con educación on line). Nada. Es tan dramático el efecto en la educación y la desigualdad social, que en Francia decidieron reabrir los colegios después de dos meses y medio. Los doctores decían que no deberíamos hacer eso, pero el primer ministro dijo: es un imperativo pedagógico para la igualdad social”, explicó uno de los mayores expertos en neurociencia infantil, el francés Michel Desmurget.

Se ha establecido científicamente que el riesgo de gravedad en los niños es bajo, así como es un hecho -y un orgullo- que más del 85% de los niños chilenos mayores de seis años ya han terminado su esquema de vacunación y los niños y niñas entre tres y cinco años están avanzando hacia allá.

Pero nada de eso basta: si el alcalde Jadue mandara en Chile, serían los niños más pobres justamente los que quedarían más postergados, de nuevo, de ir a la escuela, pues los colegios privados ya volvieron a clases presenciales hace tiempo.

No solo ellos seguirían pagando los costos, sino también sus familias.

Sin salas cunas, jardines y escuelas, las mujeres que perdieron sus trabajos (retroceso de una década en inserción laboral) no podrán volver, como hemos reiterado tantas veces.

Lo del alcalde Jadue es grave, porque es un intento -entrando al tercer año pandémico- de politizar un tema que, con mucha dificultad, se ha logrado empezar a ver como una prioridad nacional transversal.

Es una señal potente que otros alcaldes y alcaldesas de la misma coalición gobernante hayan salido a expresar su compromiso con el retorno presencial. Los ediles Irací Hassler (PC), Emilia Ríos (RD), Tomás Vodanovic (RD), fueron categóricos en ese sentido. “No estar en las aulas con presencialidad lo único que hace es aumentar las brechas de desigualdad existentes en la educación”, agregó la edil de Valdivia, Carla Altmann (RD).

Son liderazgos que entienden lo que hay en juego. Da esperanza de que quizás desde allí se puedan buscar en Chile puntos de consenso en un espectro amplio.

Después de todo, ¿no se supone que la nueva Constitución es, justamente, para darles una mejor vida a los que vienen?

Permitirles volver a su escuela y a sus rutinas, respetando y garantizando así su derecho a ser educados, es un paso básico y mínimo en tal sentido.

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