Columna de Salvador Valdés: Encandilados por el hidrógeno

Magallanes
Encandilados por el hidrógeno.


Las maravillas del hidrógeno verde y sus derivados, el amoníaco y el metanol (obtenidos del sol y viento), han hecho creer a parte de la opinión pública que serían decisivos para el desarrollo nacional. Lo mismo se cree del litio. Si bien estas actividades harán un aporte valioso, el hecho es que emplean muchos menos personas que otras.

Un reportaje en La Tercera muestra un proyecto estrella para producir metanol verde a partir del viento de Magallanes. Dará empleo a 1.472 personas en promedio en régimen y usará US$ 11.000 millones de capital. O sea, un capital de US$ 7,5 millones por cada empleo. Compare con la economía chilena no minera, que genera 8,75 millones de empleos y utiliza un capital aproximado de US$ 720 mil millones: sólo requiere un capital de US$ 86 mil por cada empleo. Aplicando una regla de tres, vemos que si un capital igual al de ese proyecto llegara a la economía no minera y si demandara trabajo como lo hace el capital ya instalado en esta parte de la economía, crearía 128 mil empleos. ¡87 veces más!

La producción de metanol a partir del viento o del sol es poco intensiva en empleo por razones técnicas, no sociales. También ocurre con la minería del litio y la del cobre. Cumpliendo estándares ambientales, deben ser acogidas y respetadas. Aportan tributos y algunos empleos de alta calificación.

Sin embargo, en el actual nivel de desarrollo de Chile, se requieren muchos empleos cuyos ocupantes puedan desempeñarse dignamente aún con nuestro puntaje en la prueba internacional TIMSS, que es inferior al promedio OCDE. Aunque las ventas de salmón igualen las ventas de metanol verde, el empleo que generan las primeras es mucho mayor. Según el economista Rodrigo Cifuentes, la importancia de la salmonicultura estaría entre 23,5% y 27,5% del PIB de las tres regiones más australes de Chile. Según Doña y Bergoeing, en 2016 la salmonicultura generaba 18.139 puestos de trabajo directamente contratados por las empresas salmoneras, 8.739 empleos por subcontratos de las salmoneras y otros 28.800 empleos indirectos (adicionales a los anteriores). Cuando se toma en cuenta el impacto sobre el consumo local, estas cifras aumentan. La suma de empleos en salmonicultura es 40 a 50 veces mayor que la del metanol verde. La salmonicultura duplicaría su actual empleo y a la vez reduciría su huella ambiental si se racionaliza la regulación ambiental de Magallanes y reformula su ejecución.

Esos empleos son esenciales para subir los salarios reales, el objetivo que recoge las demandas del electorado. La “energía política” es limitada. Las actividades intensivas en empleo merecen prioridad en su uso para el diseño y entrega de “bienes públicos sectoriales” por medio de ajustes a las políticas regulatorias y ambientales. La política pública se debe focalizar en el destrabe regulatorio sectorial en sectores con similar potencial de empleo y en invertir mucho más en mejorar la calidad de la educación, el “capital humano” de uso general para todos los sectores de la economía.

Por Salvador Valdés P., Senior Fellow, U.Adolfo Ibáñez

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