Columna de Tomás Rau: “Informalidad laboral: el gran desafío de la reforma de pensiones”

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FOTO: RICHARD ULLOA / LA TERCERA ADULTOS MAYORES

"No solo se debe incentivar o mandatar a los trabajadores independientes a cotizar sino que amarrar las jubilaciones futuras a densidades mínimas de cotización. De no mediar cambios importantes en la estructura de incentivos, la informalidad laboral no descenderá de los niveles actuales."



La tasa de informalidad laboral en Chile alcanza un 26,9% bordeando los 2,4 millones de trabajadores de acuerdo a las últimas cifras del INE. Cifra bastante persistente desde que tenemos medidas comparables y que conlleva consecuencias negativas palpables como la ausencia de cotizaciones para un gran porcentaje de dichos trabajadores. Si a eso se suma una tasa de desempleo de 8,8% (870 mil trabajadores), tenemos que cerca de un tercio de la fuerza laboral chilena no cotiza.

La informalidad es un concepto amplio que puede analizarse desde la unidad de producción como también desde la categoría ocupacional del trabajador, pero una definición operativa de trabajador informal es aquel que no cuenta con cotizaciones de salud y previsión social (INE, 2021). Lamentablemente, existe un amplio grupo de trabajadores chilenos que no están obligados a cotizar: los independientes. A la fecha, tenemos 290 mil empleadores y 1,86 millones de trabajadores cuenta propia que no están mandatados a cotizar (salvo un grupo acotado de cuenta propia que emiten boletas de honorarios que comenzaron a cotizar en 2019). Luego, para cerca de 2 millones de trabajadores cotizar es un acto voluntario. Así, es muy difícil que con la legislación actual podamos aumentar la densidad de cotizaciones de los trabajadores chilenos, elemento central para mejorar las pensiones futuras.

Con estas cifras, una reforma de pensiones debe hacerse cargo de la informalidad laboral porque las pensiones seguirán siendo un reflejo del mercado laboral y no hay solidaridad que aguante cuando hablamos de cofinanciar las pensiones de un tercio de los trabajadores (sin considerar aquellos que sí cotizaron pero que su pensión autofinanciada es menor a la PGU y reciben el suplemento para llegar al monto mínimo). No solo se debe incentivar o mandatar a los trabajadores independientes a cotizar sino que amarrar las jubilaciones futuras a densidades mínimas de cotización. De no mediar cambios importantes en la estructura de incentivos, la informalidad laboral no descenderá de los niveles actuales.

En efecto, un reciente informe de Informalidad laboral elaborado por el CPP UC y SENCE nos muestra las distintas caras de ésta.[1] Si bien la informalidad tiene cierta persistencia (59% permanecen en dicho estado), una buena cantidad de los trabajadores informales transita al empleo formal (16%), desempleo (4%) o inactividad (21%). Tomando los datos de las “matrices de transición” entre informalidad, inactividad, desempleo y empleo formal, cálculos propios usando cadenas de Markov indican que la tasa de informalidad de largo plazo en Chile se estabilizaría en 26,4%, todo lo demás constante. En consecuencia, no esperemos resultados distintos de seguir haciendo lo mismo.

Hace pocos días la CPC y otras asociaciones convocaron una mesa de formalidad laboral. Por otra parte, el ministerio de hacienda convocó a un grupo de técnicos para realizar diversos cálculos de las tasas de reemplazo. Enhorabuena. Necesitamos abocar nuestros esfuerzos en lograr cambios que permitan mejorar las pensiones y la sostenibilidad del sistema. Por otra parte, el ejecutivo ha anunciado que espera despachar el proyecto entre octubre y noviembre. Esperemos que a diferencia de lo que cantaba Yuri, la “maldita primavera” no pase ligera y traiga buenas noticias desde el congreso, ya que el país requiere de acuerdos para comenzar a salir de esta década perdida y dejar atrás a la verdadera “dulce embustera”: la mala política.

[1] Véase: “Trayectorias laborales de trabajadores informales en Chile y la Región Metropolitana.”

* El autor es profesor titular y director del Instituto de Economía UC.

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