Columna María José Naudon: Yo voto por Briones
Voto Ignacio Briones. Una decisión que tomo en un contexto complejo y lo hago observando un país que demanda una reconfiguración política, social y económica.
Este nuevo ciclo instala como desafío definir el tipo de liderazgo que debe encausar el proceso y creo que todos en esta elección estamos de alguna manera precisando ese perfil. En mi caso, pienso que el liderazgo requiere ser dialogante, pero con los pies en la tierra. Exige ser conciliador, pero con objetivos claros. Implica conocer las propias limitaciones y construir equipos. Requiere oír y mirar. Demanda salir de la trinchera y estar dispuesto a ser persuadido. Supone, la valentía de llamar las cosas por su nombre, sin dejarse seducir por lo políticamente correcto, ni por las abrumadoras mayorías. He visto a Ignacio Briones en esta ruta.
El nuevo ciclo nos ha forzado, por una parte, a volver a lo esencial: el reconocimiento de la división de los poderes del Estado, el respeto irrestricto a los derechos humanos, la justicia social, la igualdad ante la ley, la obligación del Estado de ejercer el correcto uso de fuerza, el reconocimiento de la libertad, entre muchas otras cosas. Lo que parecía incuestionable hoy requiere ser reafirmado con claridad y fuerza. Pero al mismo tiempo impone nuevos desafíos, muchos de los cuales ni siquiera somos capaces de vislumbrar. Desde la educación, la participación, la nueva ciudadanía, la diversidad, el desarrollo verde, la gestión de datos, el nuevo mundo laboral y todo lo que esto conlleva.
La derecha deberá adaptarse con cambios estructurales en el sector. No basta con acercarse al centro. Ese es apenas el mínimo. Se requieren caras frescas, ideas frescas, nuevas maneras de hacer las cosas. Aprendiendo de los errores y caminando hacia los objetivos. Para ese desafío Briones me da confianza: su preparación, su trayectoria y su domicilio político, me parecen propicios para la labor que viene por delante.
Sin duda hay algunas de sus propuestas con las que no coincido; pero hoy no aspiramos a una coincidencia absoluta, porque entendemos la complejidad como un valor y votamos por quien creemos pueda -rodeado de un equipo amplio y de alianzas sólidas- colaborar de la mejor manera al proyecto de país que queremos.
Quien salga elegido hoy deberá no solo aspirar a gobernar el próximo periodo, sino a protagonizar el diseño de un país a largo plazo. Y eso me parece brutalmente importante. Un objetivo es noviembre, el otro es de mucho más largo aliento.