Compleja reivindicación del modelo económico chino
Es preocupante que la ministra Camila Vallejo reivindique un rol modernizador del Partido Comunista chino, pasando por alto la sofocación de las libertades políticas y de expresión más fundamentales.
Al hacer un balance de la reciente gira del Presidente Gabriel Boric a China, la ministra Secretaria General de Gobierno Camila Vallejo -quien también fue parte de la delegación oficial, algo que no dejó de ser controversial- comentó a este medio una serie de impresiones respecto del modelo económico chino. En particular, la ministra señaló que “en Chile los anticomunistas plantean que el comunismo trae pobreza y la caricatura que más se plantea desde la derecha radical es que son flojos, y no hay nada más alejado de eso que el proceso chino liderado por el PC”. Agregó que “es sorprendente para los países de Occidente, o para el mundo, cómo China logró sacar a tanta gente en tan poco tiempo de la pobreza. Y eso rompe prejuicios, porque es ni más ni menos el PC que lidera un proceso de modernización china, que logra incorporar el libre mercado y el comercio en una estrategia política orientada”.
Sus dichos, como era esperable, han generado una serie de reacciones, porque su abierto reconocimiento al rol modernizador que ha jugado el Partido Comunista Chino (PPC) pasa por alto una serie de hechos que cuestionan esa visión tan ideal. Desde luego, porque a la par de ser un modelo económico que si bien en algunas dimensiones posee un marcado carácter capitalista, también hay una intervención y dirigismo del Estado que distancia a este “capitalismo” fuertemente del modelo occidental -China, de hecho, se ubica en el lugar 111 en el ranking de libertad económica global-; pero ciertamente la arista más compleja de estas declaraciones es que se busca presentar un modelo altamente virtuoso, pero ocultando a su vez que el mismo Partido Comunista chino ha sofocado las libertades políticas y de expresión -propio de un régimen dictatorial-, sin prensa libre, documentándose además la existencia de violaciones a los derechos humanos.
Cuesta entonces entender la defensa que hace la ministra del rol “modernizador” del Partido Comunista, cuando la subsistencia del régimen político en dicho país descansa en la pérdida de las libertades más esenciales de sus habitantes. Ciertamente es un hecho que el modelo de planificación llevado a cabo por el Estado chino ha sido exitoso para mantener altas tasas de crecimiento en las últimas décadas y producto de ello sacar de la pobreza a enormes bolsones de su población. Los habitantes de China logran acceder a bienes de consumo de lujo que nada tienen que envidiar a los países desarrollados. De las 2.700 mayores fortunas a nivel mundial, un 10% reside en China, y es un hecho que allí han logrado forjarse empresas tecnológicas de talla mundial.
Ello demuestra las virtudes que en sí tiene el capitalismo como modelo para la generación de riqueza, pero cuando las libertades económicas no van a la par de las más esenciales libertades políticas difícilmente un modelo así podría tacharse de “modernizador”. También es preocupante que se omita que, excepto el caso de China, los demás países regidos por el Partido Comunista o con fuerte influjo de éste en general presentan un considerable rezago económico y social, una realidad que dista de ser un prejuicio, como pretende la ministra.
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