Conformación de grandes bloques políticos
Si bien el llamado del expresidente Sebastián Piñera para que la derecha conforme una sola gran alianza no ha encontrado mayor eco, releva un aspecto medular, que es asegurar una mayor gobernabilidad.
En una reciente entrevista con este medio, el expresidente Sebastián Piñera entregó sus definiciones respecto de lo que espera para Chile Vamos, y en tal sentido aspira a que el bloque pueda construir puentes tanto con el Partido Republicano como con sectores de centro, particularmente Amarillos y Demócratas, de modo de conformar una amplia alianza política. “Esa gran alianza tiene que representar a una gran mayoría, porque esa es la única forma de hacer cambios de forma seria, responsable y sustentable en el tiempo”, señaló.
La propuesta del exmandatario no ha encontrado por ahora mayor eco. El presidente de Republicanos desestimó la idea, pues apuntó a que se trata de proyectos políticos distintos, mientras que por el lado de Amarillos y Demócratas tampoco se vio viabilidad a una propuesta de este tipo, pues no se ven pactando con la derecha más dura.
A pesar de este frío recibimiento, el expresidente está relevando un problema de fondo en nuestra democracia: la necesidad de asegurar la gobernabilidad, un factor que se encuentra muy erosionado en la actualidad y que en la práctica se ha traducido en que las últimas administraciones, a pesar de ser claras triunfadoras en las urnas, en los hechos han sido gobiernos de minoría, ya sea por el “discolaje” en sus propias coaliciones, pero sobre todo por las dificultades para poder sellar acuerdos políticos, esto último como consecuencia directa de la atomización de nuestro sistema político.
Desde que el sistema electoral binominal fue reemplazado por uno proporcional, ciertamente se logró una mayor representación de las fuerzas políticas, terminando con el dominio de dos grandes bloques, pero a la vez atomizando el mapa político. Dado que además se facilitaron los requisitos para la conformación de partidos políticos, estos proliferaron sin control, al punto que hoy tenemos 20 partidos conformados -todos los cuales tienen algún representante en la Cámara de Diputados-, y varios más en proceso de formación. Algunos de estos cuentan con una militancia relevante, pero la gran mayoría son fuerzas pequeñas, que más bien son el producto de proyectos personalistas.
No cabe duda de que para efectos de asegurar una mejor gobernabilidad, lo más conveniente es contar con dos grandes coaliciones políticas que agrupen a la derecha y a la izquierda -es de hecho lo que sucede en algunas de las democracias más desarrolladas-, porque con ello se facilita la toma de decisiones y se minimiza el riesgo de que grupos muy pequeños tengan el poder de condicionar los acuerdos. Si bien la propuesta de Piñera se refiere al sector de derecha, un principio así beneficiaría a cualquier coalición, independientemente de su signo político.
Para acercarse a este objetivo es indispensable apoyarse en un conjunto de reformas tanto en la Constitución como en las leyes que favorezcan la conformación de grandes bloques, pues está a la vista que la mayoría de los partidos no tienen incentivos para ello. Un paso en la dirección correcta es lo que establece el anteproyecto de nueva Constitución, que establece umbrales mínimos para tener representación parlamentaria. Es también un hecho que deben hacerse mucho más estrictos los requisitos para conformar partidos políticos.
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