Críticas ciudadanas al trabajo de la Convención
El aumento de la desconfianza hacia el organismo está respondiendo a razones de fondo, en particular porque su quehacer parece estar alejándose cada vez más de lo que aspira la mayoría ciudadana.
Cuando restan solo tres semanas para que las comisiones y el Pleno de la Convención concluyan su trabajo deliberativo para dar paso a la Comisión de Armonización, la desconfianza o la abierta crítica ciudadana hacia contenidos fundamentales del nuevo texto constitucional parecen haberse asentado, lo que desde luego abre una fuerte incógnita acerca de cuál será el veredicto popular en el plebiscito de salida.
Al respecto, resulta ilustrativa la última entrega de la encuesta Zoom de ReConstitución -a cargo de La Tercera, Criteria y la Cámara Chilena de la Construcción-, donde quedan a la vista que los reparos que parte importante de la ciudadanía está expresando distan de responder a “problemas comunicacionales” o sean el reflejo de campañas interesadas de algunos sectores por hacer fracasar el proceso, sino que son el resultado de una opinión pública que se ha involucrado mucho más en la discusión y a partir de su propio discernimiento percibe que el trabajo de la Convención hasta el momento no va bien orientado. Los datos de la encuesta muestran que si en mayo de 2021 el 71% se sentía más bien optimista respecto del proceso constituyente, en abril la cifra cayó al 44%, mientras que quienes lo perciben más bien con pesimismo ya representan el 56%. Esto va de la mano con los niveles de confianza, indicador que entre mayo del año pasado y abril de 2022 ha perdido 20 puntos, para ubicarse apenas en el 30%.
Estos números son concordantes con el hecho de que ha aumentado el número de personas que estima que los convencionales no han sido lo suficientemente flexibles en sus posturas, a lo que se suma que el 45% opina que la instancia está controlada por grupos extremos, lo que supone un incremento de 11 puntos respecto a la medición de enero. Adicionalmente, también disminuyó el porcentaje que percibe que el organismo refleja adecuadamente la diversidad del país.
Estos resultados deben ser cruzados con otros hallazgos del estudio de opinión, en donde se pudo constatar que la opinión de la ciudadanía respecto de algunos contenidos fundamentales abordados en la Convención va claramente divergiendo. Esto supone una alerta que debería ser tomada muy en cuenta por la Convención, porque de alguna manera sugiere que el organismo se está alejando del sentir ciudadano, encapsulándose en sus propias visiones, y no en lo que la mayoría espera del proceso. Esto resulta manifiesto, por ejemplo, en el caso de la plurinacionalidad, concepto que ya forma parte del borrador final a pesar de que su verdadero alcance aún no resulta claro.
En ese mismo orden de cosas, el 54% prefiere un estado multicultural, con una sola nación, mientras que solo el 21% adhiere a la noción de contener varias naciones. En otra materia fundamental, el 52% aspira a que el sistema judicial sea el mismo para toda la población, mientras que solo el 23% prefiere el pluralismo jurídico, ya aprobado por el Pleno. La noción de Estado unitario, que los derechos sociales sean provistos por el sector público y privado, o que la figura central siga siendo el Presidente de la República, también cuentan con mayores preferencias, a pesar de que la Convención ha avanzado en sentido distinto. A la luz de todo esto, parece fundamental que en el escaso tiempo que queda la Convención tome nota de estas inquietudes y reoriente su quehacer.
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