Democracia y libertad de prensa

Foto ilustración Medios de Comunicación

En momentos en que la libertad de prensa se encuentra amenazada en distintas partes del mundo, es fundamental recordar su importancia fundamental para la democracia, así como el insustituible rol que juegan los medios de comunicación.



Coincidiendo con que hoy se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa, directivos de las principales organizaciones periodísticas internacionales y nacionales -entre ellas la Asociación Mundial de Editores de Noticias, la Sociedad Interamericana de la Prensa (SIP) y la Asociación Nacional de la Prensa- así como representantes de asociaciones nacionales de casas periodísticas de Iberoamérica han suscrito la Declaración de Santiago +30, la cual constituye un potente recordatorio sobre las amenazas que enfrenta la prensa libre en diversas partes de la región, como también el fundamental rol que los medios de comunicación juegan en toda democracia.

La declaración, que toma como base la Declaración de Santiago de 1994, reafirma que “la libertad de expresión es la piedra angular de nuestras democracias”, recordando que “la democracia es indispensable para la paz y el desarrollo dentro y entre nuestros países. La libertad de prensa es una parte clave e indivisible de la libertad de expresión”. El documento recuerda que 30 años después persisten conductas ya denunciadas en 1994, sobre la existencia de represión, amenazas, agresiones, asesinatos, arrestos, encarcelamientos y secuestros, actos que en muchos casos quedan impunes.

La SIP ha recordado la creciente tendencia que se observa en la región orientada a impedir la labor de los periodistas y los medios de comunicación. Es alarmante comprobar la cantidad de casos de amedrentamientos, agresiones e incluso asesinatos de miembros de la prensa, con crecientes hostigamientos de los gobiernos que se traducen en las más variadas formas, entre ellas leyes para coartar la libertad de expresión, o a través de abiertas denostaciones públicas a periodistas.

El documento acertadamente vuelve a recordar que la libertad de prensa es algo consustancial a una democracia, pues solo de esa manera se garantiza que los ciudadanos puedan escrutar los actos de un gobierno y se generen instancias para la debida transparencia -en Chile han sido precisamente investigaciones periodísticas las que han destapado varios de los gravísimos casos de corrupción que se han conocido en el último tiempo- así como el libre intercambio de opiniones.

De allí que no solo resulte fundamental volver a refrescar la importancia de asegurar la libertad de expresión en sus más diversas formas, sino también relevar la importancia de que una democracia cuente con un ecosistema robusto de medios de comunicación, especialmente cuando las nuevas tecnologías han permitido la masificación de noticias falsas y campañas de desinformación como nunca antes en la historia, lo que hace imprescindible contar con medios que sean capaces de ayudar a distinguir lo falso de lo cierto e informar de acuerdo con estándares editoriales y éticos.

De allí que la declaración enfatice en solicitar a los estados no solo que eviten las narrativas de polarización política, sino que además apoyen la sostenibilidad del periodismo y alienten las condiciones de negociación equilibradas entre medios y plataformas digitales en la distribución de contenidos.

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