Derribamiento de “mausoleos narco”
El que varios de estos hayan comenzado a ser derribados por la acción de la autoridad es una buena señal, especialmente para los vecinos de estas zonas, cuya calidad de vida ha experimentado un favorable giro.
Un reportaje publicado por este medio dio cuenta de los positivos efectos que se han generado para la población luego de la demolición de una serie de “mausoleos narco”, los cuales comenzaron a proliferar desde hace algunos años en distintas zonas, como signo de poder y control de dichos territorios.
Fue en el marco de su segunda cuenta pública, en junio pasado, cuando el Presidente Gabriel Boric anunció la provisión de fondos especiales para comenzar con el retiro de estos “mausoleos”, que solo en el caso de la Región Metropolitana se han identificado más de 30. El plan de acción impulsado desde el gobierno ya ha comenzado a rendir sus frutos, con intervenciones en las comunas de Quilicura, Lo Prado, Maipú, Renca y San Ramón. También se pudo erradicar el “mausoleo” que Los Marchant habían instalado impunemente en una plaza de Lo Espejo, probablemente el más icónico de todos, simulando una suerte de fortaleza, y además televigilado. Aun cuando en este caso aparentemente fueron miembros del propio clan los que se adelantaron a la acción de la autoridad y demolieron la estructura -algo que fue considerado como un desafío a las instituciones del Estado y al gobierno-, lo cierto es que ahora allí hay juegos infantiles y la plaza ha sido posible recuperarla para los vecinos.
No siempre se calibra el enorme efecto que puede tener para la vida de los habitantes de barrios tomados por el narcotráfico el hecho de que se lleven a cabo acciones de este tipo. En el reportaje se recogen testimonios de personas que viven cerca de estos mausoleos destruidos, donde narran que las escenas de violencia y otras incivilidades que ocurrían en torno a estas estructuras han ido disminuyendo en forma progresiva, lo que supone una importante conquista que, aun cuando pueda parecer más simbólica frente a la magnitud del problema, es una recuperación de espacios públicos y una señal de que la acción del Estado intenta volver a marcar presencia.
El derribamiento de estos mausoleos es desde luego un paso de muchos más que serán necesarios para combatir el flagelo del narcotráfico e impedir que vastas porciones de la población se vean amenazadas por la acción de estas peligrosas bandas. Cabe no perder de vista que informes del propio Ministerio Público han dado cuenta de que hay más de 420 barrios críticos en distintos puntos del país, lo que es una clara señal de cómo la acción del Estado ha ido retrocediendo a lo largo de los años.
Fundamental resulta también que se ponga decidido atajo a los llamados “narcofunerales”, que es otra demostración de poderío y dominación que ejercen los grupos narcos. A medida que el número de homicidios se ha ido incrementado en forma alarmante, en la misma proporción lo han hecho este tipo de actos, varios de los cuales han terminado paralizando sectores completos de la ciudad, constituyendo amenazas directas para la seguridad de sus habitantes. Al respecto, hay distintas mociones en trámite, por lo que el transversal acuerdo que parece haber para prohibir estas manifestaciones y endurecer las sanciones debería servir como impulso para contar cuanto antes con una legislación al respecto.
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