Desafíos de la nueva ministra de Minería
Esta cartera tiene por delante cruciales desafíos. No solo debe lograr el desarrollo de una pujante industria del litio, sino además asegurar que Codelco recupere sus niveles de producción y tomar difíciles decisiones en Enami.
En el último cambio de gabinete, el Presidente Gabriel Boric realizó una cirugía mayor en el Ministerio de Minería, con la salida de la ministra, el subsecretario y el vicepresidente ejecutivo de Enami. Como nueva titular de dicho ministerio fue designada Aurora Williams, quien ya había liderado dicha cartera durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet.
La ministra tiene desafíos de enorme envergadura; probablemente uno de los principales es que deberá enfrentar los problemas que no permiten avanzar en el desarrollo de la industria del litio, considerando que se encuentra en marcha una estrategia diseñada por el gobierno que no logra convencer a los principales actores. Asimismo, deberá abordar la preocupante situación de Codelco derivada de sus problemas de producción, retrasos y sobrecostos en sus proyectos estructurales, como también enfrentar el futuro de Enami, y reducir los largos tiempos y costos que la “permisología” genera a los proyectos mineros.
Hasta el año 2012 Chile era el líder mundial indiscutido en producción de litio, pero fue desplazado al segundo lugar por Australia. Dicho país otorgó concesiones al sector privado, el cual innovó en métodos más eficientes de extracción y de cuidado con el entorno. Y en tan solo una década la economía australiana logró multiplicar por seis veces su nivel de producción. La nueva ministra de Minería deberá conducir el desarrollo de la industria del litio con sentido de urgencia, aplicando toda su experiencia acumulada para la toma de buenas decisiones, considerando que el país se ha entrampado en debates ideológicos que impiden ir más rápido para aprovechar el boom que hoy tiene dicho mineral. Desarrollar fuertemente esta industria implica que además podría ser una fuente de importantes recursos fiscales para financiar las necesidades sociales.
Codelco, por su parte, podría terminar este año con una producción de 1,3 millones de toneladas, 500 mil menos que en 2017, y recién se espera poder recuperar esos niveles a fines de esta década. Pero, además, el gobierno le endosó la responsabilidad de liderar la empresa estatal del litio; esto no solo pareciera ser la piedra de tope para atraer a privados, sino que además distrae a la empresa de poder focalizarse en el desarrollo de sus proyectos estructurales, que son clave para asegurar su viabilidad. No cabe duda de que una de las variables con que se medirá la gestión del Ministerio de Minería al final de este mandato será cuánto logra avanzar Codelco en aumentar su producción y avanzar en sus propios proyectos, antes que lo que pueda hacer en materia de litio.
Respecto de la Enami, se trata de una empresa que aún no cumple con los mínimos estándares exigidos por la OCDE sobre su gobierno corporativo, manteniendo a autoridades políticas y gremiales en su directorio, ante lo cual no cabe esperar un resultado distinto. La compañía registró en 2022 pérdidas por US$ 80 millones, con una deuda de US$ 700 millones. Hoy se debate entre construir o no una mega refinería, con un costo estimado de US$ 1.100 millones, donde la rentabilidad estimada por Cochilco fue negativa. Y, por si fuera poco, es también la encargada de atraer nuevas inversiones para desarrollar el litio. La grave situación financiera por la que atraviesa Enami le otorga a la ministra una oportunidad para tomar las decisiones complejas que han sido postergadas latamente por los gobiernos.
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