¿Detendrá el Covid-19 el calentamiento global?

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La forzada cuarentena debido a la crisis del Covid-19 ha causado espectaculares mejoras en la calidad del aire en todo el mundo, que han despertado esperanzas de una rápida recuperación de nuestro planeta y quizás de nuestro clima. Desafortunadamente, no será así.



Las restricciones a la movilidad asociada a la cuarentena por el coronavirus ha provocado una inédita caída en la emisión de contaminantes en todo el mundo. Esta caída está directamente relacionada con la menor circulación de vehículos y el consecuente menor consumo de combustibles fósiles.

El uso de combustibles fósiles genera emisiones tanto de contaminantes urbanos (como el NO2 o dióxido de nitrógeno) como de gases de efecto invernadero (como el CO2 o dióxido de carbono, el principal responsable del calentamiento global). A pesar de su origen común, los efectos de estos contaminantes son muy diferentes y están determinados por su tiempo de residencia en la atmósfera.

El NO2, por ejemplo, permanece en el aire periodos relativamente cortos de tiempo (algunos días) por lo que la baja en la emisión de NO2 se ha traducido en una mejora casi inmediata en la calidad de aire. Datos satelitales han permitido estimar caídas, respecto a valores típicos para la fecha, de alrededor de un 30% en la concentración de NO2 en las principales ciudades del mundo desde la instauración de cuarentenas.

El NO2 es además precursor de material particulado fino (PM2.5), por lo que las bajas detectadas en su concentración han provocada caídas relevantes en la abundancia de PM2.5. Estas bajas han sido confirmadas en las ciudades de Chile mediante mediciones de la red de mediciones dependiente del Ministerio de Medio Ambiente (así como mediante el uso de instrumentos dependientes de algunas universidades incluida la UdeSantiago).

El CO2, por otro lado, puede permanecer en la atmósfera durante siglos así que la baja en la emisión de CO2 durante un periodo acotado tiene poco efecto en su actual abundancia. La concentración actual de CO2 en la atmósfera del planeta es aproximadamente un 45% mayor a la estimada antes de la era industrial y es probablemente la más alta en los últimos 3 millones de años.

El calentamiento global es producto de ese exceso de CO2 en nuestra atmósfera. Pero debido a que el CO2 permanece en la atmósfera mucho tiempo, el ritmo con el que cambia el clima no es resultado solo del CO2 emitido hoy por nosotros, sino también del CO2 emitido hace décadas por nuestros abuelos. Es decir, el calentamiento global es forzado principalmente por el “acumulado” (al menos durante el último siglo) de las emisiones antrópicas de CO2.

Debido a la crisis económica que seguirá a la actual crisis sanitaria del coronavirus, es probable que el 2020 vea la mayor caída anual de emisiones jamás registrada. Históricamente las emisiones globales de contaminantes han estado acopladas con el consumo de energía, el que a su vez depende de la actividad económica. Todas las crisis económicas que han afectado a las grandes potencias industriales (desde la crisis del petróleo de 1973 hasta la crisis financiera global de 2008) han visto caídas significativas en las emisiones globales de contaminantes y esta no será una excepción. Pero aún después de las históricas bajas en emisiones previstas para este año, las emisiones resultantes serían decenas de veces mayores que las de hace un siglo.

Datos recuperados por la UdeSantiago, a partir de lecturas del Satélite Sentinel 5 de la Agencia Espacial Europea (ESA), muestran una importante caída en la concentración de dióxido de nitrógeno (NO2) en Santiago a partir de marzo 15.

Desafortunadamente, las mejoras en la calidad del aire que han visto las grandes urbes alrededor del mundo durarán solo lo que dure la cuarentena mientras que, aunque se prolongara por varios años, la baja de emisiones prevista por la crisis del coronavirus no logrará disminuir el actual ritmo con el que cambia nuestro clima.

Mapa
Mapas que muestran la baja en los níveles de contaminación en Santiago.

Entonces, ¿cómo detenemos el calentamiento global? ¿cómo hacemos permanentes las mejoras en la calidad de aire de nuestras ciudades? La única forma de limpiar nuestra atmósfera y estabilizar nuestro clima es abandonar el uso de los combustibles fósiles de manera total y permanente. No será fácil ni barato y probablemente nos tome décadas, pero no hay alternativa.

*Académico de U. de Santiago y Experto en Cambio Climático @AntarcticaCL

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