Diversificación del portafolio: más allá del 60/40
En general, la renta variable se comporta bien frente a ciclos de crecimiento económico y baja inflación, los bonos, en tanto, lo hacen bien en ambientes deflacionarios o recesiones y los commodities suelen destacar durante periodos de alta inflación.
La decisión más importante que un inversionista debe tomar, por sobre los instrumentos que seleccionará, es el asset allocation de su portafolio. Su correcta diversificación tendrá múltiples beneficios, siendo el más importante la maximización de retornos sujeto a cierto presupuesto de volatilidad.
La diversificación tradicional de un portafolio se enfoca en cómo asignar cada peso. Hay portafolios diversificados con un sesgo a renta variable, a renta fija, o bien a activos alternativos, pero lo cierto es que dentro de la industria el común denominador de un portafolio balanceado es un 60/40, en el cual se invierte 60% en bonos y 40% en acciones. Sin embargo, como la renta variable tiene un riesgo desproporcionado frente a otros activos, el riesgo global de un portafolio tradicional 60/40, está normalmente dominado por su porción de renta variable.
Por esto, algunos gestores globales con lazos académicos, como es el caso de Man AHL y la Universidad de Oxford, han sido pioneros en estrategias llamadas Risk Parity, que se centran en una diversificación basada en riesgo, que busca generar retornos mayores y más consistentes, de manera de maximizar lo que se conoce como Sharpe-ratio.
La rentabilidad superior de las estrategias Risk-Parity durante las crisis de los últimos años, incluida la más reciente de marzo, han puesto en evidencia los beneficios de considerar una estrategia como esta dentro de un portafolio diversificado. Sin ir más lejos, la estrategia de Man AHL Risk Parity ha logrado una rentabilidad anualizada por sobre el 9% en los últimos 5 años hasta marzo, mientras que el índice Morningstar USD Moderate Allocation, que considera el promedio de la industria de fondos 60/40, ha entregado retornos bajo 1% anualizado en el mismo período.
Un portafolio típico de Risk Parity comienza con una exposición mucho menor a renta variable que un portafolio tradicional 60/40, e invierte significativamente más en otras clases de activos. Como resultado, el presupuesto de riesgo no se concentra en la renta variable, sino que se divide equitativamente entre otras clases de activos.
La clave de un approach Risk Parity es la diversificación en varias clases de activos que se comportan de manera distinta en lo largo de los ciclos económicos. En general, la renta variable se comporta bien frente a ciclos de crecimiento económico y baja inflación, los bonos, en tanto, lo hacen bien en ambientes deflacionarios o recesiones y los commodities suelen destacar durante periodos de alta inflación. De esta forma, tener un portafolio balanceado a estas tres clases de activo puede producir resultados de largo plazo más consistentes.
Por eso, creemos que en un escenario en que los inversionistas buscan cómo hacer frente a ciclos bajos de la economía global como el que enfrentamos hoy en día, parece relevante adecuar los portafolios con estrategias que sepan navegar en aguas turbulentas y que, en épocas de mejor desempeño de la economía, su rentabilidad sea un reflejo del mejor contexto.
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