Dudas ante ley sobre plásticos de un solo uso
Si bien esta normativa es muy relevante para el país, las fundadas observaciones que se han planteado respecto de su aplicación aconsejan postergarla un tiempo hasta que dichas observaciones se despejen.
En agosto entrará a regir la tercera etapa de la ley que regula la entrega de plásticos de un solo uso en establecimientos de expendio de alimentos, norma que además busca la regulación de botellas plásticas desechables. De acuerdo con dicha normativa, dentro de los establecimientos quedará prohibida la entrega de utensilios de un solo uso, cualquiera sea el material del que estén compuestos, lo que incluye cubiertos, vasos, platos, bombillas desechables, y para el consumo fuera del establecimiento estará permitida la entrega de ciertos productos desechables de materiales valorizables distintos del plástico, o plástico certificado.
Desde que la norma se publicó, en agosto de 2021, se contempló un período de tres años para que la industria pudiera ir haciendo las adaptaciones del caso. Resta ahora por aprobarse el reglamento, pero a medida que los plazos se acercan han surgido una serie de observaciones por parte de una serie de gremios -entre ellos, la Cámara de Comercio, turismo, gastronomía y centros comerciales, además de grandes empresas de comida rápida-, los que han hecho ver una serie de aspectos que aún no están despejados en la normativa, haciendo ver además que no están claros los impactos que una normativa tan estricta como esta tendrá sobre la actividad -producto de los mayores costos en que previsiblemente será necesario incurrir- como tampoco los efectos medioambientales. En este último punto, se ha observado, por ejemplo, que no está bien dimensionado el impacto hídrico, pues los restaurantes deberán utilizar mucha más agua para limpiar los utensilios reutilizables. Asimismo, hay voces que alertan que algunos elementos reutilizables podrían ser más propensos a la concentración de bacterias.
Hay aquí en este debate dos grandes aspectos en juego, que es necesario conciliar adecuadamente. Desde luego, está ampliamente documentado que el plástico de un solo uso es uno de los grandes contaminantes del planeta, estimándose que cada año se desechan del orden de 140 millones de toneladas métricas de desechos plásticos, parte importante de las cuales termina en los océanos, provocando estragos. La ONU ha adoptado compromisos expresos para la regulación de los plásticos de un solo uso, y distintos países han avanzado en legislaciones al respecto.
No está en discusión la pertinencia de que el país se cuente entre aquellas naciones que han buscado adelantarse y tengan una regulación de esta naturaleza. El país de hecho fue pionero en la región en la regulación sobre uso de bolsas plásticas. Pero es también fundamental que esta normativa considere las necesarias flexibilidades y gradualidades para evitar costos desmedidos para los consumidores y que se dañe a sectores que brindan alta empleabilidad.
Es a la luz de estas consideraciones que parece atendible evaluar la posibilidad de postergar por un tiempo la plena puesta en marcha de la norma hasta que las observaciones que se han planteado queden bien despejadas, y eventualmente introducir algunos ajustes si la evidencia así lo aconseja, un debate que parece difícil de poder zanjar cuando el reglamento todavía no está aprobado y cuando hay materias complejas aún por evaluar. Más allá de la popularidad con que una norma fue aprobada en el Congreso, una ley que en aspectos medulares mantiene aspectos confusos no parece estar lista, y lo relevante es asegurar que ante todo sea una política pública que traiga claros beneficios para el país.
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