Efectos de las elecciones de medio mandato en EE.UU.

Elecciones en Estados Unidos.

El estrecho triunfo del Partido Republicano -muy por debajo de lo previsto- y la derrota de figuras clave ligadas a Donald Trump, convirtieron al expresidente en el gran derrotado de los comicios.



En lo que ha sido la tónica de las votaciones en los últimos años, los resultados de las elecciones de medio mandato en Estados Unidos desafiaron las predicciones de los sondeos. El amplio triunfo republicano que algunos medios proyectaban, calificándolo como una verdadera “marea roja” que inclinaría sólidamente las preferencias de los votantes hacia los republicanos, finalmente no se produjo. El rendimiento del Partido Demócrata no solo estuvo por sobre las expectativas, sino fue el mejor desempeño de una colectividad que ocupa la Casa Blanca desde 2002, pese a la baja aprobación del actual Presidente de Estados Unidos, cuyo apoyo de la ciudadanía apenas bordea el 40%.

Pese a que históricamente el partido de gobierno ha perdido entre 40 y 60 escaños en la Cámara de Representantes en este tipo de comicios, esta vez los demócratas solo retrocederían entre 9 y 10 escaños, pasando de 220 a 211. Si bien perderán la mayoría que tenían en ese órgano de 435 escaños, lo harán por mucho menos de los más de 60 asientos que proyectaban algunos sondeos. Pero más aún, pese a que todavía falta esperar la segunda vuelta de la elección de senador del estado de Georgia -prevista para el 6 de diciembre-, con su triunfo en Nevada los demócratas lograron mantener, a lo menos, el leve control de la Cámara Alta que tienen actualmente gracias al eventual voto decisivo de la vicepresidenta Kamala Harris en caso de empate.

Pero más allá de que los resultados vinieron a confirmar que es cada vez más difícil para los encuestadores medir correctamente las inclinaciones de los votantes, ya sea porque éstos deciden su voto en el último minuto o porque evitan expresar abiertamente su preferencia, el hecho más relevante de lo sucedido es el escenario que se abre en Estados Unidos. Un triunfo claro de los republicanos habría reforzado las aspiraciones presidenciales de Donald Trump de cara a 2024, considerando que un alto porcentaje de los candidatos del partido respondían a su liderazgo y contaron con su abierto respaldo. Por ello, el pobre desempeño de la colectividad puso en cuestión la fortaleza del expresidente.

A la luz de lo sucedido, Trump parece ser hoy más una carga que un beneficio para los candidatos del Partido Republicano. Al menos 14 de las cartas más afines al exmandatario perdieron, algunas incluso en distritos históricamente republicanos. Además, varias apuestas clave de Trump, como la candidata a gobernadora de Arizona -estado decisivo en las pasadas elecciones presidenciales- o el aspirante a senador por Pennsylvania rindieron muy por debajo de lo previsto. Los votantes castigaron las opciones extremas, privilegiando al final candidatos demócratas o absteniéndose. Un hecho que los republicanos deberán tomar en consideración de cara a 2024.

Pero más allá de lo anterior, las elecciones de medio mandato en Estados Unidos, si bien siguieron evidenciando la profunda división del país -el Senado podría seguir empatado a 50 escaños, y en la Cámara de Representantes menos de 15 asientos separarían a ambos partidos-, mostraron un debilitamiento de las opciones disruptivas como la que encarna el expresidente Trump. Un hecho que no solo es una buena señal para la institucionalidad democrática de ese país, como destacaba la revista británica The Economist, sino también porque podría tener efectos positivos en el ambiente político de Estados Unidos y en los futuros debates legislativos.

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