El Congreso frente a un “séptimo retiro”

SALA CAMARA DIPUTADOS

El enorme impacto que los retiros han tenido sobre el ahorro previsional, y la amarga experiencia que dejó la fijación de tarifas eléctricas, deberían ser motivos suficientes para que el Congreso deseche este tipo de iniciativas populistas y muy dañinas.



Para hoy está previsto que la Comisión de Constitución de la Cámara de Diputados comience la revisión de los diversos proyectos que plantean un nuevo retiro de fondos previsionales, donde se definirá la forma de tramitación de dichas iniciativas. Ello vendría siendo en modo simbólico el “séptimo retiro”, considerando que desde 2020 se han aprobado tres rescates, y otros tres han sido desechados por el Congreso.

Esto ocurre luego de que el 7 de junio venciera la “veda” de un año que la propia Constitución establece para que un proyecto que ha sido desechado pueda volver a ser visto en instancia legislativa. Justamente el 7 de junio del año pasado la Cámara rechazó por 63 votos la idea de legislar un “sexto retiro”, y tal como ha venido ocurriendo cada año, hay grupos de parlamentarios que no cejan en su intento por volver a insistir en una iniciativa de esta naturaleza, pese al enorme impacto que los retiros han provocado sobre los ahorros previsionales de los chilenos, así como por los significativos efectos que se podrían generar sobre la economía, especialmente en el mercado de renta fija, así como por su impacto en la inflación.

Los impulsores de los retiros recurren a la excusa de que la situación económica para la mayor parte de la población sigue siendo difícil, y más ahora que las cuentas de la luz experimentarán un considerable incremento en cuestión de meses. También se ha exacerbado el hecho de que los trabajadores son propietarios de los fondos de pensiones, y por tanto ellos son quienes deberían disponer de los ahorros. Son simplemente tretas para disimular las pretensiones populistas y electoreras que hay detrás.

Cabe valorar que, al menos hasta aquí, no se observe disposición en el gobierno para acceder a una petición de este tipo, como tampoco parece ser el ánimo prevaleciente entre una parte importante de los parlamentarios. El propio Presidente de la República, que en su calidad de diputado aprobó los tres retiros anteriores, ha rectificado su postura, señalando que insistir en ello es “pan para hoy, pero hambre para mañana”. El ministro de Hacienda, por su parte, también ha sido particularmente claro en advertir sobre la inconveniencia de nuevos retiros.

El Congreso debe ser especialmente consciente sobre la necesidad de enviar una señal clara de que no hay espacio para nuevos rescates, por lo que cabe esperar que estos proyectos sean rápidamente desechados en bien del país, no dejándose arrastrar por la tentación que significa estar en la antesala de elecciones regionales y comunales. En ese orden de cosas, es importante no perder de vista que la irresponsabilidad parlamentaria en buena medida fue lo que llevó al congelamiento de las tarifas eléctricas por casi cinco años, acumulándose una enorme deuda que ahora toda la ciudadanía debe pagar. Lo que se vendió como un importante beneficio social terminó siendo exactamente lo contrario. Lo mismo ocurre con los retiros, cuyos beneficios son de cortísimo plazo, pero en cambio sus consecuencias son permanentes, y la erosión del ahorro previsional obligará en el largo plazo a suplementar más aportes fiscales. Sin duda un total contrasentido, cuando la reforma previsional en curso busca por todos los medios aumentar urgentemente el ahorro de los chilenos. Ello sin considerar que, además, un nuevo rescate de 10% dejaría a más de 4 millones de personas sin saldo en sus cuentas, y en la práctica solo los afiliados de mayores ingresos son quienes podrán materializar un retiro.