El giro en la campaña electoral de EE.UU.

Kamala Harris Donald Trump

Si bien la carrera presidencial norteamericana dio un vuelco en el último mes, sigue siendo una disputa estrecha donde cualquier detalle puede inclinar la balanza, a casi 70 días de los comicios.



Tras el fin de la convención demócrata la semana pasada, la elección presidencial de Estados Unidos entra en su recta final y lo hace luego de un mes marcado por el cambio radical en las tendencias y los humores de la contienda. Hace poco más de un mes, luego del fin de la convención republicana en Wisconsin, era una campaña con un claro favoritismo para el ex presidente Donald Trump, quien lideraba no solo todas las encuestas a nivel nacional por más de cuatro puntos, sino que además encabezaba todos los estados clave, incluido Wisconsin y Michigan, indispensables para cualquier abanderado demócrata que aspire a llegar a la Casa Blanca. El ex mandatario no solo había sobrevivido a un intento de asesinato, sino que competía contra un candidato mayor, con una salud debilitada y que enfrentaba una rebelión interna en su partido.

Hoy el escenario es muy distinto. El retiro del Presidente Joe Biden y la nominación de Kamala Harris como la abanderada demócrata dio vuelta el tablero. El partido logró disipar todos los temores de eventuales disputas internas tras la salida del mandatario de la carrera presidencial y se unificó firmemente detrás de la actual vicepresidenta. Lo sucedido la semana pasada en Chicago fue una muestra de ello. Al contrario de lo sucedido en la convención republicana, que dio cuenta de un partido personalista, donde la actividad giró en torno al ex presidente Trump, en la convención demócrata todos los liderazgos relevantes de la colectividad pasaron por el escenario, desde los ex presidentes hasta los actuales gobernadores y parlamentarios. La idea fue mostrar un partido unificado, donde las diferentes tendencias estuvieran representadas, y el objetivo se logró.

Una unidad partidaria que sumada al renovado entusiasmo mostrado en el evento ha permitido, según muestran las encuestas, dar vuelta los pobres números que exhibía la campaña del actual mandatario. No solo la recaudación dio un salto, sumando hoy virtualmente el doble de lo reunido por su rival republicano, sino que los sondeos mostraron un importante giro. A nivel nacional, el promedio de encuestas muestra una ventaja de la actual vicepresidenta de casi dos puntos. Pero más relevante aún, en los siete estados clave de la actual contienda, Kamala Harris está arriba o virtualmente empatada con Donald Trump, como sucede en Pennsylvania, donde el ex mandatario lidera por una décima, según el promedio de sondeos del sitio Realclearpolitics. Un fenómeno donde ha sido clave el aumento de apoyo entre los independientes, los jóvenes y las mujeres.

Pero al margen de lo anterior y de las diferencias en el ánimo de las campañas, el hecho es que se trata de una disputa sumamente estrecha, que da cuenta de la marcada división que atraviesa a la sociedad de Estados Unidos. Más allá de la tradicional diferencia entre los estados de las costas, más propensos a los demócratas, y el interior de Estados Unidos favorable al Partido Republicano, los últimos años han visto profundizarse la distancia entre las zonas rurales y las áreas urbanas, siendo las primeras la mayor base de apoyo del ex presidente Trump. Así, ante una disputa tan estrecha cualquier detalle, por mínimo que sea, puede terminar inclinando la balanza.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.