El regreso del Coronel Longueira

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No basta la mirada nostálgica de épocas pretéritas ni el voluntarismo del viejo Coronel, que vuelve al ruedo a tratar de liderar una batalla más en su largo historial. Ni el campo de batalla ni las armas de hoy se parecen remotamente a las de ayer, algo que pareciera no entender.



Amigos, yo respeto a los que están por el rechazo. Creo que están profundamente equivocados según mi opinión, pero los respeto”. Así comienza la reflexión del Coronel de la UDI, Pablo Longueira, en un chat del partido donde hizo sus descargos a las críticas que recibió, en los últimos días, la estrategia política que lo tiene de vuelta en la política contingente.

Cual Mago Valdivia, sin medias tintas pero “con respeto”, Longueira sigue fiel a su estilo avasallador y voluntarista, de imponer sus términos sin condicionamientos -dividiendo entre buenos (los que lo siguen) y malos (los que no)- a todos aquellos que son impactados por sus posicionamientos políticos.

Entre popularidad y coherencia, no hay por dónde perderse”, escribió el 8 de julio de 2020 en la carta dirigida a convencer a los diputados de la UDI que se aprestaban a votar el retiro del 10% de las AFP. “Es muy importante y muy diferente ganar en la primera vuelta. Es por eso que te invito a que pienses en Chile”, nos decía emocionado en un video el 17 de noviembre de 2017, apelando al voto útil que supuestamente llevaría a Sebastián Piñera a ganar en primera vuelta, cuando según Longueira sólo le faltaba un punto.

Son sólo dos ejemplos de una larga historia de situaciones al límite, donde siempre Chile estaba en juego en cada votación, elección o circunstancia, y donde Longueira siempre estaba del lado patriótico, y quienes lo enfrentaban, del lado oscuro de la fuerza, contribuyendo con sus acciones u omisiones a desviarse de la verdad y del camino correcto.

Ni en uno ni en otro caso tuvo razón Longueira. Sebastián Piñera no solo no ganó en primera vuelta sino que apenas alcanzó un 36%, muy distante del 49% que pronosticaba el ingeniero profeta. Ninguno de los diputados interpelados cambió su decisión respecto del retiro del 10% y, aún más, el proyecto sumó apoyos adicionales de la UDI en el Senado, permitiendo incluso llegar a los 2/3 de la votación.

¿Por qué confiar en Longueira nuevamente? ¿Qué viabilidad política tiene abandonar el Rechazo y sumarse a la izquierda para aprobar la Asamblea Constituyente?

Por lo pronto, no sería la primera vez que, por el bien de los chilenos, Longueira se suma a socorrer a la izquierda. Ya lo hizo en 2003, cuando pactó con Ricardo Lagos el salvataje del MOP-Gate, o el 2001, cuando puso los votos UDI para salvar los errores de inscripción de la DC.

Pero es muy distinto pensar en un pacto de salvataje institucional o la corrección de un error administrativo, a confundirse con un posicionamiento electoral que te coloca del mismo lado de una amplia coalición que incluye al Frente Amplio y el Partido Comunista. ¿Dónde pretende celebrar Longueira si gana el apruebo el 25 de octubre? ¿En Plaza Italia con Giorgio Jackson y Gabriel Boric? ¿O en el Barrio Bellavista con el candidato comunista Daniel Jadue?

En una larga y reflexionada entrevista, Longueira delineó sus planes para enfrentar el Plebiscito, la elección de convencionales y la convención constituyente. Todo un plan de batalla diseñado sobre un Chile que ya no existe y que no funciona con los códigos políticos de Pablo Longueira. Lo que hacía sentido en 1990 o en el 2000, o incluso en el 2010, no tiene nada que ver con el Chile de 2020.

No basta la mirada nostálgica de épocas pretéritas ni el voluntarismo del viejo Coronel, que vuelve al ruedo a tratar de liderar una batalla más en su largo historial. Ni el campo de batalla ni las armas de hoy se parecen remotamente a las de ayer, algo que pareciera no entender Longueira.

Como si fuera poco, su objetivo de volver a presidir la UDI también está en riesgo. Lo que amenazaba ser un huracán categoría 5, terminó siendo apenas una tromba marina que brevemente tocó tierra. No hubo júbilo entre parlamentarios ni dirigentes: ni siquiera la juventud emitió un comunicado celebrando el retorno del histórico dirigente. “Un abrazo y viva la UDI de ayer, no la de hoy”, finalizaba el mensaje escrito ayer por Longueira, reconociendo tácitamente que la actual UDI tampoco es la de hace 10, 15 o 30 años, cuando su figura y liderazgo eran totalmente incontrarrestables.

“Nunca es demasiado tarde para nada”, afirmaba el coronel de García Márquez, resistiéndose a desprenderse del gallo, lo único que a esas alturas le quedaba en su miserable existencia. Aferrado a su idealismo optimista y a pesar de que el mundo exterior exige su rendición, como interpretaría Vargas Llosa, Longueira sigue atrapado en el tiempo pasado, incansable e infatigable, esperando que llegue ese premio prometido por la entrega y sacrificio a lo largo de una vida entera.

Ojalá comprenda, más pronto que tarde, que la resistencia que algunos plantean a su estrategia o las críticas a su eventual postulación a la presidencia de la UDI, nada tienen que ver con menospreciar una vida entregada al servicio público ni un desmerecimiento a su experiencia y capacidad política. Simplemente, haciendo una exégesis del poeta, a veces no basta con el idealismo y hay muchos en la derecha que no queremos terminar comiendo mierda.