El sentido de una reflexión

Tras participar en la misa fúnebre de la sargento segunda de Carabineros, Rita Olivares, asesinada por una banda de delincuentes en Quilpué, el Presidente de la República sorprendió con una declaración que ha tenido amplias repercusiones políticas. “Vale la pena reflexionar respecto a nuestras actuaciones en el pasado, en donde siempre creo que vale la pena reconsiderar y actuar de acuerdo al contexto que estamos viviendo en Chile. Hoy Carabineros y la sociedad chilena se enfrentan a una amenaza que es mucho mayor de lo que conocíamos y, por lo tanto, deben contar con todo nuestro respaldo”.

Las palabras del Mandatario sin duda representan un paso valioso, pues es la primera vez que da a entender que tanto él como las fuerzas que lo acompañan pudieron haber tenido responsabilidad en el desprestigio y pérdida de autoridad de Carabineros -en ello también incidieron los escándalos de corrupción al interior de la institución, así como actuaciones cuestionables en el marco del estallido social-, todo lo cual contribuyó a debilitar el combate a la delincuencia y resentir el poder coercitivo del Estado.

Las reflexiones del jefe de Estado contrastan fuertemente con los postulados que él mismo sostenía hasta no hace mucho tiempo, en plena sintonía por lo demás con los predicamentos del Frente Amplio y la izquierda más radicalizada. Como dirigente estudiantil y diputado, Gabriel Boric defendía que era urgente la “disolución y refundación” de Carabineros; en reiteradas oportunidades denunció actuaciones “criminales” y violencia desproporcionada en contra de manifestantes; asimismo, promovió ante la Contraloría una solicitud para prohibir cualquier uso de elemento químico en el accionar de la policía uniformada. Igualmente compleja resultó su ambigüedad para tratar los casos de violencia, al visitar en París al asesino prófugo del senador Jaime Guzmán, defender el legado del FPMR y presentar “sus respetos” al “comandante Ramiro”. A ello se suma la ausencia de reproches hacia los grupos que siembran el terror en La Araucanía, cuestionando en cambio fuertemente la presencia de militares en el marco del estado de excepción.

No hay duda de que las visiones sostenidas por el jefe de Estado y la actual coalición gobernante debilitaron gravemente a las policías y alentaron formas de violencia, todo lo cual tuvo severas implicancias para el país. Es por ello que resulta legítimo interrogarse si para restañar el daño ocasionado bastaría con impulsar una reflexión como la propuesta. Al respecto, hay voces que demandan del Mandatario un mayor ahondamiento en sus dichos, tal de poder conocer con mayor exactitud hasta dónde alcanza la reconsideración a la que alude. Sin perjuicio de que para algunos sería bienvenido que pudiera profundizar en estas reflexiones de cara a la ciudadanía, lo cierto es que el solo hecho de que haya formulado estas declaraciones ya son señal de que tuvo lugar un proceso de reflexión interna, por lo que más importante que seguir en el plano de las declaraciones es traducir esto en acciones concretas que permitan un nuevo comienzo, de modo que se refuerce la relación del gobierno con Carabineros, así como el vínculo de la institución con la ciudadanía.

La crisis de seguridad pública que embarga al país no admite más titubeos, y en ello contar con policías empoderadas y revestidas de autoridad resulta fundamental. Una prueba de fuego para comprobar que las fuerzas políticas así lo han comprendido es la forma como votarán la agenda legislativa que se tramita en forma express en el Congreso para fortalecer sobre todo a Carabineros, donde en sectores del PC y el Frente Amplio siguen observándose reticencias respecto a la forma de abordar el uso de la fuerza legítima por parte de las policías. El gobierno tiene ahora la responsabilidad de alinear a sus fuerzas parlamentarias para asegurar que la señal de respaldo es inequívoca.