Éxodo de afiliados desde Isapres a Fonasa

Cuáles son y cómo operan los seguros complementarios de salud que pueden contratar los usuarios de Fonasa

Lejos de ser una buena noticia, el fenómeno está reflejando una serie de problemas estructurales que pueden llevar a un colapso del sistema de aseguradoras privadas.



No faltaron las voces que se felicitaron ante la noticia de que el Fondo Nacional de Salud (Fonasa) alcanzó recientemente los 16 millones de afiliados, pues han visto allí un fortalecimiento del seguro público de salud, potenciado por el hecho de que la mayor parte de quienes han ingresado son cotizantes jóvenes -menores de 40 años-, lo cual en general supone ingresos netos para Fonasa. Pero una mirada más en profundidad de estas cifras sugiere un cuadro muy distinto a la celebración, pues detrás de ellas subyacen una serie de problemas estructurales que han llevado a una anormal fuga de afiliados desde las Isapres al seguro público.

El vertiginoso ritmo al que han llegado nuevos afiliados a Fonasa -entre enero y julio la cantidad de incorporaciones superó todo lo registrado en 2022- ha sido fundamentalmente a costa de las Isapres, pues más del 60% de estas incorporaciones provienen precisamente del seguro privado. Hay una variedad de razones que explicarían el fenómeno, pero probablemente entre las más incidentes se cuenta el alza en el valor de los planes, principalmente explicado por el incremento en el valor de la prima GES. Precisamente las Isapres que han registrado las mayores desafiliaciones coinciden con aquellas que más aumentaron el valor del GES.

Parece evidente asimismo que el estancamiento de las remuneraciones en términos reales -fenómeno que se advierte en los últimos cinco años- y el progresivo deterioro de los puestos de trabajo formales están llevando a que más personas se vean imposibilitadas de poder solventar un plan privado de salud, viéndose forzadas a tener que migrar al sistema público, en circunstancias que su preferencia era el sistema privado. Pero los expertos han hecho ver que detrás del fenómeno también hay razones ligadas a la incertidumbre respecto del futuro de las Isapres, pues la delicada situación financiera en que se encuentra el sistema -agravado por dos fallos consecutivos de la Corte Suprema que al repercutir directamente en los ingresos de las aseguradoras ponen en serio entredicho su continuidad- inevitablemente despierta el temor entre los afiliados, sobre todo cuando ya se están cortando algunos convenios entre Isapres y clínicas.

Toda esta combinación de factores deja a la vista que se está incubando una crisis en el sistema Isapres, y en la medida que éste colapse o se vea en serias dificultades para cumplir sus obligaciones, todo el sistema de salud se verá resentido. No hay razones entonces para felicitarse ante los resultados que ahora exhibe Fonasa, y en cambio es imprescindible volver la mirada hacia el plan que el gobierno en conjunto con el Congreso se encuentran diseñando a través de una “ley corta” de Isapres para poder implementar la devolución de recursos que instruyó la Corte Suprema en su fallo sobre tabla de factores. El plazo fijado por el máximo tribunal vence en noviembre, y frente a esta inminencia aún no se divisan en el horizonte medidas que den la suficiente tranquilidad de que no se producirá un colapso, lo que de no ocurrir previsiblemente seguirá llevando a que más personas dejen las Isapres, creando un círculo muy pernicioso.

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