Hacienda y proyecciones de holgura fiscal
Si se concreta que el país contará entre 2023 y 2026 con más reservas fiscales de lo previsto, ello será un valioso respaldo para enfrentar las complejidades que podrían derivarse de cambios en la política monetaria de EE.UU., o la amenaza del Covid.
El Ministerio de Hacienda ha anticipado mayor recaudación tributaria en montos significativos, estimando que se generará una holgura fiscal de unos US$ 30 mil millones entre 2023 y 2026. Esto permitiría, durante los próximos cuatro años, una mayor reducción de deuda pública, o mayores gastos fiscales sin vulnerar el recorrido del déficit fiscal estructural que se ha considerado deseable.
Como postulase un exitoso presidente de la Reserva Federal, una autoridad económica hace bien su trabajo cuando su preocupación central es alejar la posibilidad de crisis mayores. Un consejo a considerar para definir cómo disponer de los mayores recursos identificados, cuando hoy abundan amenazas sobre la economía chilena.
El país padece un problema inflacionario importante, con la tasa de inflación doméstica en doce meses más que duplicando lo que oficialmente se ha definido como el objetivo de política. El Banco Central ha estimado necesario introducir medidas monetarias, dado que se han afectado las expectativas inflacionarias. El solo esperar que las consecuencias de los estímulos extraordinarios a la demanda se extingan, entonces, envolvería el riesgo de que la inflación se perpetúe, dadas esas expectativas. De allí que cabe esperar tasas de interés más altas.
El país también enfrenta una coyuntura clave de definición de sus reglas económicas más básicas, debido al trabajo de la Convención y al nuevo gobierno, y está en juego el desarrollo futuro de su capacidad productiva. Para muchos observadores, pueden llegar a cristalizar circunstancias negativas para la inversión -y aun juzgando desde la sola perspectiva del manejo macroeconómico de corto plazo- sería particularmente oneroso incrementar en este contexto la carga tributaria a los ingresos del capital.
Hay otra amenaza específica para Chile, importante, en la inflación que sufre Estados Unidos. Más allá de si, para el mediano plazo, las expectativas inflacionarias en ese país aún parecen contenidas, la Reserva Federal ha entendido que debe asegurar la declinación de la inflación retirando estímulos monetarios y elevando tasas de interés más rápido que lo que se anticipó hasta poco atrás. La opinión predominante entre analistas es que la FED se “quedó atrás” y que ahora se arriesga un ajuste más severo. Este endurecimiento de política monetaria en Estados Unidos, incluso si no llega a mayores, traería un período de fortalecimiento mundial del dólar, con efecto potencial muy negativo para el desempeño de nuestra economía.
En estas circunstancias, ingresos fiscales inesperadamente más elevados representan un gran valor. La mayor recaudación, sin mayor gasto, reduciría una deuda excesiva. Asimismo, sería un importante freno al gasto, aliviando la tarea del Banco Central. Si se hace inevitable acometer gastos fiscales adicionales, permiten postergar alzas de impuestos que harían un gran daño.
Mientras hubo quienes vieron en las nuevas proyecciones de Hacienda un intento de quitar argumentos para una nueva reforma tributaria, la futura autoridad económica ha evitado opinar hasta tener el detalle de los antecedentes tras la información. Con amenazas como las señaladas -que se suman a la del Covid y a las incertidumbres que nunca dejan de acompañar la gestión económica-, y si la preocupación ha de ser desactivar crisis posibles, pocos instrumentos podrían ser más apreciados que una reserva fiscal inesperada.
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