Indispensable corrección a un proyecto regresivo
El Senado no debería permitir que, además de las falencias técnicas que ya presenta el retiro de fondos de pensiones, la iniciativa termine beneficiando a las personas de mayores ingresos.
El proyecto de reforma constitucional que permite retirar el 10% de los fondos de las AFP, y cuya idea de legislar será votada hoy por el Senado -dicha reforma ya fue aprobada la semana pasada por la Cámara de Diputados-, parece estar ganando adeptos dentro de la Cámara Alta, luego de que cinco senadores oficialistas hayan manifestado su disposición a aprobarla.
El hecho de que este proyecto cuente con los votos necesarios para su aprobación no elimina, sin embargo, ni sus evidentes debilidades técnicas ni los negativos efectos que tendrá sobre la seguridad social del país. Es desde luego preocupante que se avance en una iniciativa que no ofrece claridad de si los fondos retirados serán restituidos a los afiliados ni tampoco cuál sería la fórmula para ello. La reposición en la Comisión de Constitución del Senado del “fondo solidario” -que fue rechazado en la Cámara-, el cual se constituirá con aportes de empleadores y el Estado, abre más dudas que certezas.
El consenso de los expertos es que estamos frente a una política pública deficiente. Para muchos afiliados serán ingresos transitorios e insuficientes para mitigar los graves efectos que ha dejado la crisis económica -sobre todo para la clase media- y con importantes efectos sobre sus pensiones futuras. Según cálculos de la Superintendencia de Pensiones, la mediana del retiro alcanzaría a solo $1.000.000, mientras el 27% de los cotizantes terminaría extrayendo todo su ahorro previsional.
Si los senadores insisten en seguir adelante con esta propuesta, cuando menos tienen la obligación de evitar que el resultado final sea aún más regresivo, tal que termine beneficiando a quienes no necesitan de esta ayuda. La fórmula que hasta ahora avanza es un retiro universal, que estaría libre de impuestos. Sería incomprensible que la sala decida avanzar conscientemente en algo así, pues en los hechos entregará un sustancial beneficio tributario a la población de mayores ingresos.
La reticencia de numerosos parlamentarios para evitar gravar con impuestos estos retiros no encuentra fundamento. Quienes tienen mayor necesidad de rescatar fondos serán aquellos que han perdido su empleo o vieron sustancialmente reducidos sus ingresos. En estos casos, ya estarán exentos del pago de impuestos o su tributación será marginal, por lo que gravar dichos retiros en la práctica no los afectará. Pero en cambio quienes tienen ahorros suficientes o no han visto disminuir sus ingresos, se beneficiarán de lleno al eximirse de tributación, sobre todo si están entre aquellos de ingresos más altos.
Es preocupante que debido a las amenazas que recibieron parlamentarios que buscaron gravar el retiro para las personas de altos ingresos, hayan terminado retirando la indicación correspondiente, lo que refleja el preocupante clima beligerante que vive el país, y que impide una discusión con mínima normalidad. Lo cierto es que no sería presentable un proyecto que termine favoreciendo a los que menos lo necesitan. El Senado debe ponderar este aspecto, y ser consciente de que si no lo enmienda abrirá además un evidente conflicto de interés, pues los parlamentarios ya están entre aquellos de rentas más altas del país.