Inédito Ingreso Familiar de Emergencia

Sebastián Piñera e Ignacio Briones

La envergadura del subsidio obliga a ser responsables y a no crear falsas expectativas en relación a la posibilidad de que se pueda prolongar sin más una vez que el país vaya retomando la normalidad.



Tras el excepcional y positivo acuerdo alcanzado por el gobierno y una parte de la oposición, esta semana se comenzará a dar pago al nuevo Ingreso Familiar de Emergencia, cuyas modificaciones fueron aprobadas en el Congreso la semana pasada. De esta forma, se mejorarán las condiciones mediante las cuales se otorgó la primera cuota de este beneficio durante el mes pasado y se llegará a un apoyo inédito en términos del monto que éste alcanzará, la cobertura y el costo que le significará al Estado.

En cuanto al monto, éste equivale a un incremento de 54% respecto al subsidio entregado en mayo, lo que permitirá llegar a $400 mil para un hogar de cuatro personas que no perciba ingresos formales. En el caso de quienes sí se encuentren recibiendo algún ingreso formal, incluidas remuneraciones, pensiones y los aportes del resto de los programas de emergencia creados en virtud de la pandemia, éstos le serán complementados hasta alcanzar dicho valor, con un mínimo de $25 mil por integrante. Serán elegibles, de forma excepcional para las transferencias que regularmente entrega el Estado, los hogares que califiquen dentro del 80% de menores ingresos de acuerdo a un indicador socioeconómico de emergencia que, a diferencia del registro social de hogares con que se asignan las prestaciones del Estado en circunstancias normales, solo considera información actualizada de los ingresos durante los últimos meses a partir de marzo. De esta forma, se pretende recoger el perjuicio que pueden haber sufrido los hogares producto de la emergencia sanitaria y las restricciones a la actividad. El beneficio, que en principio debiera entregarse mensualmente hasta agosto, podría extenderse hasta octubre si las condiciones sanitarias lo ameritan y las autoridades así lo determinan.

Queda así de manifiesto que se trata de un beneficio sin precedentes en términos de sus condiciones. Lo que también se refleja en el gasto público que involucra. Según el informe financiero, se estima un gasto máximo de US$ 2.200 millones que, sumados a lo ya gastado en mayo, constituyen montos que difícilmente podrían sostenerse en un año normal. Ello habla de lo inédito de esta ayuda, cuya justificación tiene que ver con las circunstancias por las que atraviesa el país. Tal como se explicita en el texto del acuerdo, el Ingreso Familiar de Emergencia está ligado indisolublemente a la excepcionalidad de la situación sanitaria y a la necesidad de favorecer el cumplimiento de las medidas de confinamiento y restricciones a la movilidad, todo lo que ha impedido a muchas familias poder obtener sus propios ingresos.

Con todo, tras la buena noticia del acuerdo político que aquí se ha logrado y la rápida tramitación y entrega de este beneficio, será importante que se siga respetando el espíritu de lo pactado en cuanto a su temporalidad. La envergadura del subsidio obliga a ser responsables y a no crear falsas expectativas en relación a la posibilidad de que esto se pueda prolongar sin más una vez que el país vaya retomando la normalidad.

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