Innecesaria nueva facultad al Banco Central
Se dispone de suficientes herramientas monetarias así como de acceso a financiamiento para enfrentar la crisis, por lo que no se ve necesidad de que el BC compre deuda del fisco en el mercado secundario.
Ha avanzado con celeridad un acuerdo entre el Banco Central, el Ejecutivo y la Comisión de Hacienda del Senado para reformar la Constitución, tal de permitir que el instituto emisor pueda adquirir títulos de deuda fiscal en el mercado secundario, y modificar la Ley Orgánica del Banco Central, para definir la forma en que esta institución podrá embarcarse en tales operaciones.
La posibilidad de que el Banco Central adquiera bonos del Tesoro puede ser utilizada para financiar gasto adicional del Fisco -presumiblemente cuando éste haya agotado otras fuentes de financiamiento-, o para asegurar la capacidad de la política monetaria de reducir las tasas de interés de largo plazo, si ello resulta conveniente. El acuerdo descarta que se quiera capacitar al Banco Central para otorgar financiamiento inflacionario al Fisco, ahora o en el futuro; se buscaría, en cambio, dotarlo de instrumentos que lo habiliten para intervenir en formas no convencionales de política monetaria, ante una situación crítica en el sector financiero que, eventualmente, podría darse como consecuencia de la actual pandemia. El entendimiento ha sido que el Banco Central utilizaría esta facultad en forma excepcional y transitoria, lo que se consigna explícitamente en el proyecto en discusión, donde también se condicionan futuras operaciones a la conformidad de cuatro de los cinco concejeros del instituto emisor.
Tanto la necesidad de actuar sobre las tasas de interés en instrumentos de largo plazo, como la de apoyar financieramente al Fisco, parecen enteramente ajenas a la realidad actual de nuestra economía. Las tasas de interés de largo plazo en instrumentos oficiales están en el rango de lo negativo o cercano a cero. El Fisco, si bien con una deuda creciente, tiene hoy activos financieros y amplias posibilidades de financiamiento externo e interno a tasas inusualmente bajas.
Por otra parte, debe considerarse que, al adquirir instrumentos en el mercado secundario, el Banco Central estará siempre abriendo un espacio equivalente para la colocación de nueva deuda fiscal, tal que, de hecho, podría financiar el gasto público con emisión monetaria. También debe notarse que, desde el punto de vista de enfrentar crisis financieras graves, la sola capacidad de adquirir deuda del Fisco ha probado ser insuficiente en las intervenciones no convencionales de los bancos centrales de países desarrollados, tal que entregar esta nueva herramienta al Banco Central no elimina la necesidad de volver a revisar sus atribuciones ante emergencias reales.
Chile ha avanzado exitosamente con una doble estrategia: un Fisco solvente, alejado de limitaciones a su capacidad de endeudarse en los mercados; y un sector financiero sólido y bien capitalizado. Las limitaciones constitucionales al Banco Central en discusión han sido parte de la arquitectura que sustenta esta estrategia que, desde luego, ha permitido una política monetaria y cambiaria libre de cualquier presión sobre la emisión monetaria. Parece un riesgo innecesario cambiar este estado de cosas, cuando no hay razón para hacerlo en el corto plazo, y cuando es evidente la disposición de las partes a actuar con rapidez si ello llegase a ser necesario.
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