Isapres: el lobo llegó
SEÑOR DIRECTOR:
Durante la discusión de la Ley Corta de Isapres, muchos sostuvieron que correspondía a las propias Isapres resolver el problema, sin necesidad de ser ayudadas por una ley, pasando por alto que una caída de las aseguradoras tendría efectos dramáticos sobre el sistema de salud.
Los resultados financieros dados a conocer por la Superintendencia de Salud esta semana dan cuenta que en el primer semestre de este año las Isapres abiertas perdieron $81 mil millones -casi dos veces más que en el peor resultado histórico previo- y demuestran que la compleja situación financiera del sector no era un cuento. A ello se suma la intención de salir del país de UHG, empresa que asegura al 29% de los beneficiarios del sistema. Y todavía falta que las Isapres reconozcan las devoluciones que deberán hacer a sus afiliados debido a cobros que la justicia consideró excesivos, pese a que ni este ni el anterior gobierno los sancionó, y que se estiman en 4 veces el patrimonio de las compañías.
Es por eso que las alzas en los planes que muchas personas sufrirán a partir de este mes (para que se ajusten a la obligación legal de cotizar un 7% de sus remuneraciones) y las bajas que beneficiarán principalmente a las mujeres y adultos mayores (gracias a la tabla única de riesgo), no lograrán el equilibrio financiero de la industria, y será todavía necesario aplicar las alzas extraordinarias en los precios que contempló la Ley Corta, que se conocerán en noviembre próximo.
Todo este proceso será difícil para los afiliados, pero es fruto de cuestionados fallos judiciales y un gobierno que, advertido de esta situación y teniendo alternativas menos onerosas para las personas, optó por este camino. Ahora no hay muchas opciones: es irreal creer que las Isapres podrán funcionar a pérdida indefinidamente y, en el caso de los afiliados, ponerse tras los 2,5 millones que esperan por atención en el sistema estatal no es una alternativa deseable.
Pablo Eguiguren
Director de Políticas Públicas
Libertad y Desarrollo
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