Jadue, el apóstata
La única estrategia posible con el apóstata de Recoleta es ignorarlo, como hicieron en su momento con la diputada Jiles, y asegurar a todo evento el apoyo del Partido Comunista. A esta tienda se le hace muy difícil jugarle sucio a un gobierno de izquierda, considerando su historia de lealtades con Allende y en especial con Bachelet.
En un reportaje de este medio sobre el día a día del Presidente, se cuenta que, pese a que mantiene una baja actividad en redes sociales y ha cedido el protagonismo a sus ministros, no pudo evitar retuitear a Marcel refiriéndose a su rol en el Banco Central. La parte B de esa historia es que Daniel Jadue dijo que el actual ministro de Hacienda de la administración Boric “fue el presidente del Banco Central puesto por Piñera para resguardar la política neoliberal”; asunto que no corresponde a la realidad, pero construye un sentido peligroso. Con su habilidad política innata, el alcalde notó que Marcel, pese a sus corbatas, puede convertirse en la figura disonante en el gobierno, y que el apoyo del Presidente a su encargado de las finanzas puede horadarle popularidad en la izquierda.
También en seguridad ciudadana, el edil pisó callos dolorosos. En el primer viernes con el gobierno plenamente asumido, el excontendor de Boric criticó con dureza el manejo del orden público, al circular las imágenes de un hombre que cae al pavimento al intentar ser detenido por la policía. A diferencia del caso Marcel, esta vez el gobierno sí reaccionó ante la provocación y criticó a Carabineros por su actuar, generando un complejo escozor en las filas uniformadas.
La lista de encontrones de quien se ha convertido en el opositor más peligroso a la actual administración podría ser larga, pero cabe reflexionar cuáles son las razones que llevan al alcalde a convertirse en francotirador de la actual administración. Una primera aproximación muy sencilla radica en un aspecto más emotivo de desconfianza y repulsión hacia el Presidente. En algún momento su exrival de primarias amenazó colocándose en la línea de denuncia para el día que se tuerza un milímetro de su programa, según sus palabras. Las dificultades obvias de instalación que ha tenido la administración le dan perfecto espacio para hacer ver que habría sido mejor elegir un candidato con más experiencia.
Otra posibilidad, más racional, es que se esté tratando de instalar la idea de que el gobierno actual se correrá hacia el centro, dejando en mal pie a los comunistas e incluso que podría desplazarlo, como hizo en el pasado otro Gabriel que llegó al poder con apoyo de los partidos de izquierda. Si ese escenario se produce, el edil de Recoleta quedará como un profeta y podrá recuperar el apoyo perdido a manos de unos debutantes en política. De todas maneras, Chile sigue viviendo un escenario convulso, desconfiado de las instituciones, y si bien causa esperanza en muchas personas la renovación profunda de figuras que se está viviendo en estos días, los nubarrones siguen ahí.
El problema de las críticas de Jadue es que, en efecto, daña al gobierno. Como se ha visto en estos días, y también acorde a su propia estructura, soy muy sensibles a los vaivenes de opinión pública y redes sociales, un lugar donde el alcalde se las arregla para no pasar inadvertido. Si ya logró que dudaran en materia de control del orden público, podría entonces seguir en la misma estrategia y desestabilizarlos en otros ámbitos. La única estrategia posible con el apóstata de Recoleta es ignorarlo, como hicieron en su momento con la diputada Jiles y asegurar a todo evento el apoyo del Partido Comunista. A esta tienda se le hace muy difícil jugarle sucio a un gobierno de izquierda, considerando su historia de lealtades con Allende y en especial con Bachelet.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.