La Academia y las Políticas Públicas: el “modelo Esther Duflo”

Lo más notable de su carrera es cómo ha logrado mover la frontera del conocimiento en múltiples áreas sin perder de vista el impacto concreto en el medio externo.
Esta es mi última columna en este espacio, ya que desde el 1 de abril asumiré como Prorrector de Gestión Institucional de la PUC de Chile. Es mi despedida como “profesor de a pie” y quiero aprovecharla para reflexionar sobre un tema que me acompañará en esta nueva etapa: cómo una universidad de excelencia como la UC potencia su vinculación con las políticas públicas y el medio. Para ello, quiero inspirarme en lo que podríamos llamar el “modelo Esther Duflo”, basado en la trayectoria de esta destacada académica.
Esther Duflo es profesora titular del MIT desde 2002 y Premio Nobel de Economía en 2019 por su enfoque experimental para abordar la pobreza global. En ambos casos, es de las personas más jóvenes en alcanzar esos reconocimientos. Lo más notable de su carrera es cómo ha logrado mover la frontera del conocimiento en múltiples áreas sin perder de vista el impacto concreto en el medio externo. Su trayectoria muestra un modelo que va desde la creación de conocimiento académico de frontera hasta su traducción e implementación concreta en la última milla de las políticas públicas.
Otro aspecto relevante es que este camino no lo ha recorrido sola. Ha construido redes e instituciones como J-PAL (www.povertyactionlab.org), liderando equipos e inspirando y acompañando a colegas y estudiantes a investigar rigurosamente temas sin respuesta con metodologías novedosas. Ella conecta la academia con organizaciones públicas, de la sociedad civil y donantes, demostrando que la colaboración puede generar avances concretos. Actualmente está de visita en Chile con una agenda nutrida que refleja su espíritu: vinculación con el mundo público y social basada en investigación de frontera propia y de otras personas.
¿Qué podemos aprender de su modelo en Chile? Muchas cosas, pero quiero destacar una: cómo la academia puede vincularse con el medio con impacto. Estamos llenos de instancias, procesos, mesas, foros y múltiples plataformas de comunicación (como esta columna) muy valiosas, pero creo que aún nos falta avanzar poner el foco y la prioridad en el impacto real. En este sentido, J-PAL ha desarrollado una herramienta valiosa: el modelo E2P, en español “De la evidencia a la política pública”, que propone seis vías para que la investigación afecte las políticas públicas: Expansión de programas con evidencia rigurosa favorable; Reducción de programas con evidencia rigurosa desfavorable; Adaptación y escalamiento de programas exitosos; Aplicación de lecciones derivadas de investigaciones previas; Institucionalización del uso de evidencia en organizaciones; y Cambios en la forma de pensar los problemas sociales. Usando esta metodología, en J-PAL hemos documentado que más de 600 millones de personas han sido afectadas por programas informados por investigaciones rigurosas, incluyendo cerca de 3 millones en Chile.
Lo interesante de esta mirada –que no es perfecta ni única– es que pone el foco en el impacto y busca generar una metodología para identificarlo. Creo que en Chile necesitamos avanzar en esa dirección, lo que trae desafíos institucionales y organizacionales importantes que debemos enfrentar. Este enfoque también nos impulsa a pensar en canales más amplios y creativos para vincularnos con impacto en el medio. Afortunadamente, ya existen ejemplos concretos en nuestro país, en áreas como vacunación contra el COVID-19, resiliencia ante desastres y algunas experiencias educativas puntuales. El desafío es construir sobre esas bases y asumir el rol clave que la academia puede y debe jugar en enfrentar los problemas cruciales que tenemos como sociedad.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.