La calidad de nuestra ciudad

CUARENTENA REGION METROPOLITANA
Plaza de Armas de Santiago desde un dron. FOTO: LUIS SEVILLA FAJARDO


La transformación de las ciudades en los próximos años puede ser una de las señales más potentes de la huella del Covid en nuestra cotidianidad. El confinamiento trajo una nueva forma de mirar nuestros espacios y esta puede ser, precisamente, la oportunidad que necesitábamos para revisar un modelo urbano que progresivamente perdió la escala humana.

Recientemente, fue presentado el Índice de Calidad de Vida Urbana (ICVU) 2020 que mostró cómo hoy 42% de la población que habita la Región Metropolitana tiene un bajo nivel de calidad de vida urbana versus el 30% que registraba 10 años atrás. Al revisar las dimensiones que considera este indicador (vivienda y entorno, salud y medio ambiente, condiciones culturales, ambiente de negocios, condiciones laborales y conectividad y movilidad), los factores que están incidiendo en este deterioro son evidentes y han sido parte importante de las discusiones respecto de nuestras desigualdades durante el último tiempo.

Incluso antes de la pandemia, la idea de repensar nuestras ciudades y hacerlas más sostenibles estaba en pleno desarrollo y discusión. Buscar una ciudad con barrios con equipamiento de calidad y que en distancias caminables o en bicicleta de no más de 15 minutos permitan el acceso a servicios y áreas verdes, asomaba como una tendencia concreta para hacer frente al cambio climático, disminuyendo así las emisiones del transporte e impulsando mejores estilos de vida.

Hoy, cuando nuestro contexto sanitario plantea múltiples incertidumbres, tiempo y distancia son un parámetro clave para lograr una adecuada calidad de vida en la ciudad.

Sin embargo, para lograr ciudades sostenibles es necesario ir más allá. Necesitamos concebir la ciudad como un espacio diseñado y equipado para personas y no sólo para vehículos. Un lugar integrado e integral, en el cual es posible desarrollar muchas actividades distintas, educación, trabajo, deporte, cultura y entretención. Y también, es necesario que habitemos un lugar que nos guste y sea grato y seguro vivir.

La planificación urbana, la expansión territorial y el proceso de densificación de las principales ciudades de Chile deberá revisarse a la luz de la nueva realidad que nos impone la crisis sanitaria, pero también para retornar con espacios sostenibles, capaces de responder de manera apropiada a las necesidades de desarrollo humano y a un cambio climático que sigue muy presente.

* Gerenta General Entorno Social

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