La cautela del Banco Central versus el entusiasmo del ministro Marcel

IPOM - ROSANNA COSTA

Las cifras de crecimiento en enero y febrero constituyen una señal positiva y hablan de que la economía dejó de deteriorarse, pero también indican que su potencial sigue muy limitado.



La economía chilena sigue mostrando un dinamismo mayor al esperado. Al crecimiento del 2,5% alcanzado en enero, ahora se suma el Imacec de 4,5% de febrero, la cifra más alta desde mayo del 2022. De esta manera, el Banco Central, en línea con las estimaciones del mercado, subió su proyección de crecimiento para este año hasta un 3%, casi un punto más que la que se manejaba hasta ahora.

Esta situación llevó al ministro de Hacienda, Mario Marcel, a hacer declaraciones muy entusiastas respecto del futuro, asegurando que la economía está en una clara trayectoria de mayor crecimiento, lo que, a su juicio, puede ayudar a disipar la nube de pesimismo con la que se han estado discutiendo los temas económicos.

Una visión que contrasta con lo que manifestó el Banco Central esta misma semana en su Informe de Política Monetaria, donde si bien reconoce el mayor dinamismo de los primeros meses, advierte que este puede ser un fenómeno transitorio dada las inquietantes cifras de inversión y riesgo crediticio.

Llegar a conclusiones diferentes con los mismos datos suena extraño, pero no lo es tanto. Hay que partir de la base de que el rol del ministro de Hacienda es distinto al del Banco Central. El titular de Hacienda está en el lado político y debe aprovechar las buenas noticias para mejorar las expectativas y su posición negociadora en las reformas que tiene en el Parlamento. El Banco Central, por su parte, es una entidad eminentemente técnica, sin otras consideraciones.

Dicho lo anterior, hay cosas que son claras. La primera es que es evidente que la economía chilena está creciendo más que lo proyectado y esa es en sí una buena noticia. Si se considera que este repunte ha ido acompañado de una recuperación en el mercado laboral, entonces la buena noticia es doble. Y eso hay que destacarlo y celebrarlo, como bien lo manifiesta el ministro Marcel. Si ello ayuda a cambiar el clima o las expectativas de la gente, sería algo muy positivo.

En paralelo, también es cierto lo que dice el Banco Central, en cuanto a que esto puede ser transitorio. El instituto emisor es tajante: “Tras un inicio de año más dinámico, la actividad volverá a crecer a tasas más bajas, similares a las que traía previamente”. Por lo pronto, ya se anticipa que marzo viene con menos crecimiento que los meses anteriores.

Pero más allá de las fluctuaciones puntuales, la precaución de la autoridad monetaria tiene que ver con las debilidades permanentes de la economía chilena, especialmente la inversión, materia en la cual hay resultados peores que los esperados. De acuerdo con las cifras del Banco Central, la inversión bajó cerca de 2% el 2023 y lo hará nuevamente el presente año, afectada especialmente por el sector construcción, que es el único que no se recuperará en términos de crecimiento. Con esto la formación bruta de capital terminará este año en niveles más bajos que los observados en la pandemia.

La conclusión es clara: sin mayor inversión el país no podrá superar el 2% de crecimiento tendencial. Y esto no es materia de discusión: es un dato. Lo sabe el Banco Central, el ministro de Hacienda y los distintos agentes del mercado. Teniendo en cuenta aquello es que el ministro Marcel anunció una mayor ejecución de la inversión pública, al tiempo que la próxima semana anunciaría paquetes de incentivos para el sector construcción. Si bien se trata de anuncios que van en la línea correcta, parece evidente que dar vuelta la situación de la inversión requiere de cambios que van más allá de incentivos de corto plazo.

En concreto, lo que se puede decir de la situación actual de la economía chilena son dos cosas. Primero, que está pasando por su mejor momento en meses, lo que siempre es una buena noticia y es lo que el ministro Marcel ha querido destacar con mucha fuerza. Lo segundo, es que las debilidades siguen presentes, especialmente por el lado de la inversión, lo que no solo le pone un techo a este repunte, sino que lo hace más incierto de mantener.

Ahora bien, de las dos visiones, en la que hay que centrarse es en la del Banco Central, porque crecer al 2 o 3% dista de ser óptimo. Es simplemente una constatación de que el enfermo no sigue empeorando, pero nada dice que vaya a mejorar.

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