La columna de Javier Vega: Vacas flacas

Dinero

"Muchos países podrían enfrentar una recesión económica mientras en paralelo tienen que hacer frente a presiones inflacionarias no vistas en décadas y a niveles de deuda elevados. Pero además, existe un riesgo real de escasez de alimentos a nivel mundial. "



Soplan vientos de recesión en el mundo. La pandemia segó la vida de millones de personas, pero también dejó sumido a la mayoría de los países en profundos desbalances macroeconómicos que pueden tener efectos significativos sobre la actividad económica de los próximos años.

Los paquetes de estímulo exorbitantes que se aplicaron para enfrentar la crisis económica-sanitaria han provocado dos problemas serios: fuerte endeudamiento fiscal y alta inflación. Esta última se ha agravado por la crisis en Europa del Este y su efecto en la producción de alimentos e hidrocarburos, además de los problemas de abastecimiento en todo el mundo por la intermitencia en las cadenas logísticas y los cierres parciales en China por el rebrote del Covid.

Muchos países podrían enfrentar una recesión económica mientras en paralelo tienen que hacer frente a presiones inflacionarias no vistas en décadas y a niveles de deuda elevados. Pero además, existe un riesgo real de escasez de alimentos a nivel mundial, porque a las restricciones que impone la guerra en Ucrania y la disrupción en las cadenas logísticas, se suma el que muchos países están aplicando restricciones a las exportaciones para evitar alzas adicionales en los precios y garantizar el consumo interno.

¿En qué posición está Chile para enfrentar una eventual crisis económica? En las dos pasadas nuestro país estaba bien equipado para la tormenta, con una posición fiscal bastante sólida -previo al ‘99 y al 2009 Chile era acreedor neto del mundo-, con superávit (99) o déficits (09) controlados en cuenta corriente y con un ambiente político estable. La posición fiscal hoy es mucho más débil -con una deuda pública que ha escalado por sobre el 30% del PIB-, con una cuenta corriente que al primer trimestre de este año llegó a un déficit de 7,3% del PIB, en medio de un necesario retiro de estímulos -con una inflación que podría superar el 12% anual en los próximos meses- y atravesando un proceso de revisión profunda del marco político, económico, jurídico y social con insospechadas consecuencias para las decisiones de inversión.

La inestabilidad local ya tiene ingredientes suficientes para incubar una recesión económica propia. El primer trimestre de este año registró una caída anualizada de 3% -usando los datos limpios de estacionalidad- en relación al cuarto trimestre del año pasado y es muy probable que veamos caídas adicionales en los trimestres que vienen. De complicarse el panorama externo, Chile podría enfrentar una crisis internacional sin la debida preparación. A diferencia del registro bíblico habremos desaprovechado el periodo de vacas gordas -con un cobre que estuvo por largo tiempo en niveles de precios históricamente altos- y tendremos que aguantar un periodo de vacas flacas, sin ahorros y con altos niveles de incertidumbre.

* El autor es economista y asesor de empresas

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