La columna de Roberto Camhi: Nunca más comas sólo
"Lo fundamental es desarrollar redes en donde la base sea ayudar a otros. Si eso ocurre, pronto te encontrarás en una red exitosa y colaborativa, de la cual tu también podrás beneficiarte"
Estoy con la bandeja en la mano recorriendo con la mirada el lugar, en búsqueda de una mesa vacía para poder sentarme. Pero no veo ninguna desocupada. Espacios hay muchos, pero todas las mesas tienen al menos un comensal. No se en cuál sentarme. Me quedo congelado, con la mirada perdida, hasta que decido por una, la más cercana.
¿Cuántas veces te has visto en una situación similar? Ya sea porque no nos gusta salir de nuestra zona de confort, tenemos creencias limitantes, le tenemos “miedo al miedo” o simplemente preferimos mantenernos en nuestro espacio interior, estoy seguro de que lo que describo nos ha pasado a todos alguna vez.
No fue hasta hace poco que tomé la decisión de nunca más comer solo. El sentarse a comer acompañado es una buena oportunidad para establecer relaciones y conversaciones interesantes con otros, en momentos distendidos, en donde no existe la presión por obtener algo a cambio, sino que se trata más bien de disfrutar del momento, desinteresadamente.
Construir una buena red lo antes posible es la base del éxito profesional y compartir una comida puede ser la mejor oportunidad para hacerlo. La gracia de todo esto es que el background profesional o cuan inteligente seas, no son las partes fundamentales de la ecuación. Lo fundamental es desarrollar redes en donde la base sea ayudar a otros. Si eso ocurre, pronto te encontrarás en una red exitosa y colaborativa, de la cual tu también podrás beneficiarte.
Aunque el contacto permanente con otros, de forma fría e intrascendente, sólo genera inquietud y estrés, y las personas inteligentes tienden a resolver sus problemas y dudas por sí mismas, un estudio de British Journal of Psychology reveló que depositar la confianza en otras personas es esencial para nuestra supervivencia y éxito profesional.
Ayudar y confiar en otros hace que le gustes a los demás y la gente hace negocios con quienes se sienten cómodos, con quienes confían y les gustan. No se trata de administrar transacciones, se trata de administrar relaciones, como lo indica Keith Ferrazzi en su libro bestseller del NYT “Never eat alone”.
Todo parte con un tema de mentalidad, en la cual la generosidad debe imperar como clave del éxito para ser un buen networker. No se trata de no pedir ayuda, sino que de estar con la misma disposición a darla sin esperar una recompensa por ello. Como señala Ferrazzi “el hombre hecho a sí mismo no existe, estamos hechos de miles de otros”.
Hace un par de años un ingeniero que había sido despedido de una corporación en sus 50′s me dijo “Me ha sido difícil encontrar trabajo como consultor. He publicado en LinkedIn, pero he tenido nulo éxito”. Le pregunté qué aportes había entregado en esa red profesional previamente. Quise saber si había contribuido a otros, generado contenido de valor o algún capital social en ella. Rápidamente me percaté que no. Simplemente la estaba utilizando en su momento de desesperación, para pedir ayuda. Nadie lo conocía, como persona ni mucho menos como profesional.
Las redes sociales responden a una progresión geométrica. Eso significa que cada nuevo miembro aporta mucho a la red, aumentando su valor de manera exponencial y generando más oportunidades para más personas, lo cual crea una asociación en expansión, como lo es la Internet misma. Por ello, la realidad es que nunca ha existido un mejor momento para relacionarse.
En la era digital no hay ninguna razón para vivir y trabajar aislado, aunque el trabajo remoto nos haya obligado a lo contrario. Hoy podemos estar más conectados que nunca y debemos aprovecharlo. El éxito profesional depende de a quiénes conoces y de cómo te relacionas con ellos. Por eso, si tienes la oportunidad de sentarte a compartir una comida, hazlo y nunca más te sientes a comer solo.
* El autor es fundador de Mapcity, advisor/director de empresas y autor de “Piensa al reves "
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