La economía está mejor, pero no para perderle el miedo

Las cifras son más alentadoras a las esperadas y el riesgo de una gran recesión se aleja. Pero existen factores externos e internos que hacen muy prematuro despreocuparse respecto de lo que viene.



“El escenario catastrofista que en algún momento se fue construyendo durante el año no se ha materializado. El dólar a luca quedó atrás, los grandes riesgos fiscales, de que el gobierno iba a ser fuertemente presionado a gastar más no se dio, al contrario. La idea de que venía una gran recesión tampoco ocurrió. Este es el momento de perderle el miedo a la economía. Este es el momento de dejar de tenerle miedo a eventos que vengan hacia adelante. La economía se irá fortaleciendo durante los próximos meses”.

Las palabras del ministro de Hacienda, Mario Marcel, vienen a reflejar el ambiente de mayor optimismo que rodea no solo la economía chilena, sino también la situación internacional. Si bien el cuadro general todavía es complejo e incierto, la idea de que el mundo se encaminaba hacia una recesión mayor parece estar desvaneciéndose y lo que veremos será más bien una crisis controlada.

En Chile, las cifras son alentadoras al respecto. Esta semana se conoció que el crecimiento del año 2022 alcanzó a 2,7%, bastante por sobre las expectativas, considerando que el Banco Central estimaba a mitad de año que no superaría el 1,5%. Por otra parte, el país cerró el período con su mejor resultado fiscal en 10 años, logrando un superávit de 1,1% del Producto Interno, provocado en gran medida por una caída del gasto de 23% respecto del año anterior.

Es evidente que esto debe ser reconocido como un mérito relevante de la política monetaria y fiscal aplicadas durante el año. Tanto el Banco Central como el equipo económico del gobierno actuaron con gran responsabilidad, asumiendo la dura tarea que significó ajustar la economía luego de los fuertes estímulos diseñados en la pandemia y de los tres retiros de fondos de las AFP. Y en esto, el ministro de Hacienda tiene un gran mérito.

Esto ha ido creando ciertamente un clima de confianza, el que se mide por indicadores propios, como el Índice de Incertidumbre Económica que elabora Clapes UC, que en enero se ubicó en niveles más bajos de los que registró en todo el 2022. Otro indicador importante es la evolución del tipo de cambio, donde el dólar alcanzó este mes su valor más bajo en 17 meses, con una caída cercana al 25%, haciendo de la moneda chilena una de las que más se ha apreciado en el mundo. Si bien esto en buena medida tiene que ver con la mejor situación internacional, es claro que los niveles de incertidumbre han bajado en forma notoria en Chile. Otro indicador de lo anterior es el resultado del mercado accionario, donde el IPSA subió un 20% respecto del año anterior.

Sin embargo, “perderle el miedo” a la economía, como pide el ministro Marcel, requiere de más factores. Primero, porque la economía chilena si bien creció más de lo esperado, está técnicamente decreciendo en los últimos meses -cayó 1,6% en el cuarto trimestre del 2022-, y se espera que siga así hasta bien entrado el año. Es decir, todavía estamos en la parte negativa del ciclo; de hecho, el FMI acaba de proyectar que este año Chile será el único país de América Latina que decrecerá, con una estimación de -1,5%. La inflación, por su parte, si bien tiende a estabilizarse, sigue muy alta, algo que no solo afecta en forma importante a la población, sino que también conlleva que la política monetaria siga muy ajustada.

Perderle el miedo a la economía significa también recuperar la confianza. En esto hay que tener presente que gran parte de la mayor confianza que hoy existe se debe al resultado del plebiscito de septiembre pasado, donde se rechazó el proyecto constitucional. Ese fue un hecho externo y no apoyado por el gobierno y que lo obligó a modificar muchas de sus iniciativas en carpeta. Pero eso no significa, en ningún caso, que la incertidumbre haya quedado definitivamente atrás.

Por de pronto, Chile enfrenta este año un nuevo proceso constitucional, aunque con un sistema mucho más ordenado que el anterior, por lo que se espera también un resultado mejor. Pero, de cualquier forma, mientras no se cierre este proceso, siempre existirá incertidumbre.

Por otra parte, el gobierno, si bien ha sido moderado en su política económica, tiene por delante propuestas que son disruptivas y que pueden afectar muy seriamente el funcionamiento de la economía, como son la tributaria -que conlleva efectos serios sobre la inversión- y la previsional, donde se plantean cambios estructurales al sistema. Hay otras situaciones como la crítica situación de las Isapres, que puede terminar colapsando el sistema de salud y frente al cual las autoridades están haciendo poco o nada. Finalmente está el tema de la delincuencia, que cada día se torna más grave y violento.

En suma, la economía está mejor de lo esperado, se han hecho algunas cosas bien, pero el escenario externo e interno es todavía incierto para cantar victoria o para perderle el miedo, como quiere el ministro de Hacienda.

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